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Hoy al llegar a la
plaza alguien del 7 estaba comentando algo que nos hizo reflexionar a
muchos de nosotros. Resulta que la única oreja que se había cortado
merecidamente hasta la fecha era la de Fandiño, que el único que
había toreado de verdad, sin trampa ni cartón, era Iván, que el
único que se había puesto en el sitio donde los toros dan cornadas
aunque éstos no quieran o sepan era el de Orduña. En resumen, el
triunfador de todo lo visto hasta hoy era un TORERO que no está en
la onda de los taurinos, un tío que va por libre, que no se ha
plegado hasta ahora a los cánones oficialistas y al que apodera un
tal Néstor García, independiente y virgen del taurinismo que todo
lo contamina. Y ahora viene lo paradójico. Como la corrida fue la
extraordinaria de la Prensa y por tanto fuera del abono, nunca podrá
ser proclamado triunfador de la feria ni se le podrá conceder premio
o trofeo alguno del ciclo isidril 2013 al único que ha toreado de
verdad ¿Casualidad o premeditado maquiavelismo? ¿Hasta eso, por si
ocurría como luego ocurrió, lo tenía previsto el taurinismo
oficial? Si es así y todo está “atado y bien atado” es
para... romper la baraja y mandar a todo y a todos a paseo, desertar y
no volver más ¿O es que los del 7 somos tan mal pensados que ya
vemos fantasmas hasta en la sopa? Aunque ya se sabe aquello de
“piensa mal y acertarás”. Tras estas reflexiones ya comenzamos
malhumorados a ver la corrida de hoy, que luego fue cumpliendo punto
por punto todo lo que imponen los que mandan en esto.
Máxime cuando los
mansos y bien presentados toros de la corrida de esta tarde fueron
los adecuados para que las “figuritas” pudieran expresarse tal
cual cada uno es, simulándose la suerte de varas sin que los
ganaderos se avergüencen de criar eso. Así es el toreo moderno y
así parece que van a ser los toros del futuro. Por cierto, un
horroroso futuro y decadente en cuanto a los valores de la eterna
tauromaquia.
El primero en tocar
pelo fue Manzanares, una perfecta definición del antitoreo moderno y
despegado. Lo hizo echándose el toro hacia fuera y descargando la
suerte al ligar los pases al manso repetidor de carreta que hizo
segundo. Sólo el 7 le afeó estas maneras y sirvió para que el
resto de la plaza pidiese aún con más fuerza la oreja tras acertar
en una gran estocada en la suerte de recibir, lo único meritorio de
su labor. El quinto era otro manso pero listo, respondón, de rápida
reposición y con él demostró que su técnica lidiadora es escasa.
Por eso se anuncia casi siempre con los mismos hierros, decían en el
7. No es un torero largo ni dominador, desde luego. Sólo puede con
los toros obedientes y sumisos.
El otro que obtuvo su
orejita fue Castella. Su primero, manso, se lesionó una mano y
acertadamente lo aliñó pero en el cuarto, “calentito” porque
sus compañeros ya habían tocado pelo, nos hizo su clónica faena de
siempre, la que comienza en los medios con el pase cambiado y luego
va desgranando pases ligados pero despegados, descargando la suerte y
perdiendo pasitos sin rubor si es preciso a torillos mansos y
obedientes. Los isidros y claveleros orejófilos que hoy acudieron en
masa estaban encantados cuando don Manuel sacó el pañuelo en el
palco. Sólo el 7 protestó por premiar este “toreo descafeinado”.
El siete habría otorgado solo una oreja esta tarde Volvía Talavante a Las
Ventas tras su último y reciente fracasado montaje. Todos estábamos
expectantes ante su actuación. Su primero fue un encastado manso
mansísimo de libro que no se dejó picar, por lo que llegó a la
muleta con toda su pujanza inicial. Le citó muy serio, asentado y firme,
aguantando su galopada y se lo pasó muy cerca, con lo que la emoción
apareció. Esta vez sí, toda la plaza rugió y él, por fin, sonrió
agradecido a los tendidos, dando la espalda al manso, que se le
arrancó y le mandó por los aires. No pasa nada, le empujó sólo
con el morro. Para eso ha estado en la finca con fundas en los
pitones ¿verdad, señor ganadero? Luego, tras el susto, demostró a
sus compañeros de terna que aunque también sea uno de los máximos
exponentes de ese toreo moderno de ligazón, se pasa los toros a
mucha menor distancia y descarga menos la suerte que ellos. Por eso
también gusta a los del 7 cuando está como hoy. No como el otro
día, claro. Como cobró además una buena estocada la plaza entera
pidió las orejas. Si al “artista” Manzanares le habían dado
una, él había estado mucho mejor y cayeron dos y por tanto la
salida a hombros. Con el manso pero rajado, avisado y descastado que
hizo sexto nada pudo hacer y volvió a parecerse al triste del otro
día. Pero ya había asegurado antes la puerta grande.
Al terminar “la
corrida de las cuatro orejas” de esta tarde (la corrida de la feria
dirán algunos), muchos del 7 pensábamos que la oreja que le dieron
a Fandiño el otro día tenía mucho más peso que las “light” de
Castella y Manzanares y tanto o más aún que las dos de Talavante
hoy. Y la conclusión que sacábamos es que la justicia no es igual para
todos ¿Les suena a ustedes esto?
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