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Egia: Verdad. Egitan: De Verdad.
¡Salve Fandiño! y gora Fandiño! Que vivan los hombres que se visten de torero para mandar por derecho en este mundo de soles y sombras. Toreros libres de pensamiento y esclavos de la colocación. Toreros únicos que aborrecen del plástico y escupen a la vida con su ADN. Toreros como Iván Fandiño que se cruzan la existencia cargando la suerte y exponiendo sus carnes. Faena de poder y quietud. De mando total. Carente de belleza estética y ritmo pausado pero tan bella y tan lenta en su significado que acuna al tendido hasta la somnolencia más plácida. Faena pa' los restos que diría un chulapón isidril. Lamentable o quien sabe si gloriosamente Iván Fandiño acabó con veinticinco centímetros de cuerno dentro del muslo derecho al entrar a matar por segunda vez. El cuadriceps destrozado y contusionados los vasos femorales. A la Gloria en el toreo también se va por la enfermería. Con el Torero portado por su cuadrilla y cuesta abajo camino de la enfermería se nos fue la tarde. El espacio cónico se llenó de admiración y orgullo; admiración hacia el ser humano que osa retar a la muerte por derecho y orgulloso de pertenecer a una fiesta tan honda y magnificente.
Fuertes, sinceras, son las columnas que expone el vasco Iván Fandiño al torear Buena corrida de Parlade. Justita de fuerzas pero encastada. El que hizo segundo un dechado de virtudes. Un clásico. Un toro para la eternidad.
Corrida de la prensa. Lo que le faltaba a la prensa, tener un día para que le den coba. Que se encargue pues la de pago de hablar de El Cid y Luque que yo me llené de la verdad de Fandiño. |
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