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Ficha del Festejo
Tras el gran disgusto de ayer, hoy hemos vuelto más contentos a casa, tras ver una corrida de toros muy entretenida e interesante, especialmente por la entrega y disposición de los alternantes, de tres países diferentes, pero los tres con una larga tradición taurina; habría cartel un francés Juan Bautista, en medio un español, Juan del Álamo, y lo cerraba un manito mexicano Diego Silveti, torero de dinastía.
No es que el encierro lidiado fuera una maravilla ni mucho menos, pero si hubieron tres toros que como mal se dice ahora, se dejaron y colaboraron, dos de ellos del hierro titular de Bohórquez y un remiendo, el cuarto, de Carmen Segovia que para mi entender y gusto fue el mejor. Fueron aplaudidos camino del destasadero, los lidiados en cuarto y quinto lugar, pero también escuchó palmas el tercero. El resto del encierro, no nos dijo nada, incluso al inicio del festejo, más de uno, entre ellos, este escribidor, dudamos de que embistieran los Murube-Urquijo, pero cuando menos te lo esperas, salta la liebre y saltó en tres ejemplares; sorpresas te da la vida, la vida te da sorpresas y hoy nos dieron la sorpresa. Corrida pareja de todo, presencia, peso, edad y cornamenta. Peso medio en la romana 542 kilos. Con mimbres como éstos, bien se pueden hacer buenos cestos; a las pruebas me remito.
Juan Bautista, que ya en otras ocasiones ha saboreado las mieles del triunfo, incluso saliendo por la Puerta Grande, le han tocado en el lote un cuatreño bueno y otro “malo”, poco pudo hacer con éste su primero que rompió plaza, que rehuída los capotes y también a las cabalgaduras; pero con la muleta tampoco es que embistiera claramente y para la mala suerte del francés, sopló con fuerza el no invitado viento, tras aplomarse su rival, con conocimiento e inteligencia, Juan Bautista, tomó el espada para matarlo de una estocada entera desprendida, doblando el pupilo de Fermín. ¡Ah! amigos, pero salió el cuarto de Carmen Segovia que era otra casa, que rompió a bueno, siendo el mejor de los seis bóvidos. A los medios montera en mano se fue Bautista para brindar su labor a los parroquianos que aún quedaban en las gradas, tras el tormentón y desde luego no se equivocó; doblones toreros de inicio, ya desde allí pa`lante las palmas no cesaron; en los medios dio comienzo nada menos con tres naturales de excelente trazo, yendo a más conforme transcurría el tiempo, subiendo de tono y son. Abrochando su buen quehacer con un estocadón en el hoyo que hizo pupa al animal, petición de trofeo y oreja al esportón.
Los naturales resultaron lo medular en el trasteo del francés El salmantino Juan del Álamo, empezó luciéndose con el percal lanceando por verónicas y la media de rigor, tras el tercio de varas un quite de Silveti y la réplica de Juan; por fin algo decente con la capa. Ya con la franela, estuvo bien de salida, muy válida la tanda por naturales aunque despegadito pero de buena ejecución, de lejitos también los redondos con la derecha, pero gustaron y la ovación estalló en los graderíos, terminó con una manoletinas como epílogo que también se jalearon. Enfrontilado con el arma toricida se fue tras la espada en el hoyo entró el estoque, pero desafortunadamente cayó tendida (aviso) y se le atragantó el verduguillo. Palmas para el de Ciudad Rodrigo. Justito de carnes era el quinto a quien saludó con dos largas cambiadas de hinojos, seguidas de cinco verónicas de muy buen corte, sumando una media que llegó a las gradas. Lo veíamos venir o le intuíamos, se fue a los medios, derechazos pulcros y la labor se vino arriba, muy bien el chiquillo con la zurda mano, yendo a más la faena, por ello fue fuertemente ovacionado, también abrochó con bernadinas. Se perfiló, entró con decisión, dejando una excelente estocada, quizá un pelín contraria (recado desde el palco), el animal se amorcilló, pero terminó doblando sin remedio. Pañuelos mayoritarios y oreja merecida para el torero.
El español no debía quedarse atrás y echó el resto hasta el final Lo mejorcito de tarde tan entretenida lo hizo el del otro lado del Atlántico. Diego Silveti en el tercero del festejo, desde el capote hasta la muleta. Las gaoneras iniciando como es debido, fueron rotundas, estallando la primera ovación de la corrida. La cosa pintaba bien, por ello brindó al respetable en el centro de la circunferencia. La muleta llevada con delicadeza para torear con intensidad por cada uno de los pitones del bicorne, pese al diluvio que caía sobre Las Ventas incluso con un grueso granizo, el quehacer del manito fue de menos a más, convenciendo a todos los parroquianos por tan buena actuación, como colofón, unas apretadas bernadinas. Con la espada, pinchazo sin soltar y una contundente estocada tres cuartos de penetración pero arriba del morrillo, doblando sin remedio el de Bohórquez. Petición unánime pese a los paraguas y a D. Trini no le quedo otra que sacar el pañuelo por primera vez y otorgar al mejicano la primera oreja de la tarde. Una de las hojas de la Puerta Grande ya estaba abierta, faltaba la otra que no terminó abriéndose para Silveti, pero su oponente sexto no quiso saber nada parándose en el último tercio; por parte del torero no quedó, puso todo su empeño, pero cuando no puede ser, no puede ser. Por la espada de verdad para dejar por segunda ocasión tres cuartos de estoque en un buen sitio. Pero el triunfo esperado se le fue de las manos. En otra ocasión será matador.
Bajo la tormenta el mexicano hizo como si no cayeran el granizo ni nada Fue aplaudido con la vara el Piquero Oscar Bernal por picar bien al quinto. Con los palitroques se ovacionó a Curro Robles y a Ismael González en el cuarto, teniendo que desmonterarse. Otro de los que escuchó aplausos fue Domingo Siro a las órdenes de Juan del Álamo.
Los tres alternantes fueron despedidos con aplausos, los tres se lo merecieron. Mojados y ateridos de frío pero contentos por estar en la plaza en día tan señalado nos fuimos camino de nuestros hogares.
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