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¿Qué es eso? ¿Qué ha pasado? Pues parece que allá por Las Ventas se han pegado un tremendo batacazo un torero y un ganadero; los dos con fama y prestigio reconocidos, Alejandro Talavante y Victorino Martín. Seis toros para un único espada, que tenía casi garantizado el triunfo y la Puerta Grande. Pero ya se sabe, el hombre propone y el toro lo descompone. Aunque eso es simplificar demasiado. Creo que no se han sabido medir las fuerzas, conocimientos y capacidad para embarcarse en tal empresa. Un matador cortito de recursos, habituado al toro bobo y un ganadero que ya no es ni sombra de lo que fue, osa ponerse en el ojo de la afición para ser juzgado con todo rigor. Que si el que juzga es el aficionado, pues puede ser que capte inmediatamente los defectos, pero también las virtudes, aunque estas se encuentren en pequeños detalles. Y si es el público, nos vamos al campo opuesto, lo bueno igual se les pasa desapercibido, pero a la hora de censurar pueden llegar a límites falsos, irracionalmente, convirtiendo en culpable a quién no lo es.
Uno de los dos naturales de Talavante Pero Alejandro Talavante se ha encontrado con algo que no esperaba. Los toros han sido mansos, pero por momentos ha dejado ver algo de genio y ahí empezaban los problemas para el torero. No ha sabido entender los toros, pensaba que la estrategia era la misma que se aplica para lo que se mata cada día. El toro se adapta al torero. Pero estos no tenían noticia de ello y han acabado por desesperar a todo el mundo. Al extremeño porque no ha podido, ni sabido, limar las asperezas de los toros. Dirá el ganadero que el problema ha sido que no se le ha aplicado una lidia correcta, lo cuál es verdad, pero la mayoría requerían otra cosa diferente, exigían ser vencido sin paliativos. Sólo ha habido un momento, en el que AlejandroTalavante ha respondido a las exigencias planteadas de inicio. Un toro tan anovillado como los demás, y al que ha sacado dos naturales que habría que esculpir en mármol de Macael. Llevando al toro y rematando el pase atrás. Pero lo curioso es que ha sido el toro el que ha decidido todo. Si el cite no se realizaba con corrección, el pase brotaba deslucido y el Victorino seguía la tela, e incluso repetía. Tiempo hacía que no se veía un natural de verdad en Madrid. Ahora ya recordamos de qué iba esto. Muy poco bagaje para toda una tarde para uno sólo, un natural de seis faenas, algo es algo, pero esto no ha servido para salvar a nadie del batacazo que Talavante y Victorino se han pegado en Madrid, ¡Catapumba!
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