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El 16 de mayo estaba señalado en rojo por el gran público y muchos aficionados. Y no, el motivo no era el aniversario de la trágica muerte en Talavera de la Reina de uno de los toreros más grandes de todos los tiempos: Joselito “El Gallo”. El verdadero motivo es que llegaban las figuras a Las Ventas. Tarde típica de San Isidro, de las del “clavel”, y con Morante y Manzanares en el cartel. Junto a ellos un joven confirmante: Jiménez Fortes. Pero no nos engañemos, la plaza se llenó para ver a los dos primeros, al sevillano y al de Alicante. Ambos trenzaban su primer paseíllo en el abono y eso se notó en la gran expectación que levantaron. Más allá del pobre espectáculo que tuvo lugar después, en el ruedo, en las dos horas y media que duró el festejo, la de hoy fue una tarde típica en Las Ventas: figuras en el ruedo, conflicto en el tendido. Además del mucho público que acudió al coso de Alcalá para ver a las figuras, el sector duro o crítico del mismo también fue, pero con el hacha de guerra levantada. ¿Prejuicios?, hoy, más que prejuicios, previsión. Previsión de lo que podía pasar según la tradición y los antecedentes. Algunos dicen eso de “tarde de expectación, tarde de decepción”. A veces es así, pero hay que reconocer que otras tienen todas las papeletas para que el dicho se cumpla. Para empezar, la ganadería de Juan Pedro Domecq no auguraba nada bueno, sobre todo teniendo en cuenta que con ella estaban acarteladas las figuras. Hace un par de años, este mismo hierro lidió un notable encierro en presentación y juego. Casualmente, esa corrida no la mataron las figuras… Que cada uno haga sus cábalas. Pero hoy sí, las figuras vinieron a matar la de Juan Pedro y la de Juan Pedro salió como se esperaba: primero, mal presentada; segundo, descastada y en el límite de fuerzas. Se salvaron un par de ejemplares que sí que fueron óptimos para el lucimiento, pese a que no fueran completos ni desbordaran casta y transmisión. La terna también era bastante previsible. Por un lado el siempre esperado Morante. Y el sevillano tiene dos caras a estas alturas muy definidas: o la lía para bien, o la lía para mal. Para algunos hoy desempolvó la segunda de sus facetas, aunque lo que hizo simplemente fue no darse coba con dos oponentes de nulo juego. Después venía Manzanares, un torero que no termina de entrar en Las Ventas y que no lo hará hasta que cambie su concepto del toreo. El empaque y la figura están muy bien, pero siempre que se acompañe con pureza y no con incontables ventajas en la colocación de las piernas y el cuerpo, y en la ejecución de los muletazos. Y Manzanares, que lleva ya bastante tiempo perdido, volvió a ser el mismo de estos últimos años y la reacción fue también la esperada: el tendido siete y algunos más… a recriminar y chillar haciendo pública su indignación. Y la situación resultante de todo esto fue la de siempre en esta tarde de figuras y toro chico y falto de casta en Las Ventas: los enfrentamientos en los tendidos. Unos pitando la colocación o al animal de turno; otros defendiendo al torero y pidiendo respeto. La misma historia de siempre señores, ni más ni menos. Es verdad que en ciertos momentos el silencio sería lo más conveniente, pero también lo es, en mi opinión, que también faltan al respeto aquellos que traen esa corridita impresentable y descastada, así como los que se anuncian con ella, y después realizan un toreo absolutamente dilapidador y contrario a los cánones. Hoy, si te aburrías viendo lo que pasaba en el ruedo, te podías entretener sólo con mirar las reacciones en los tendidos y las peleas entre unos espectadores y otros. Y es que, igual que Sevilla se caracteriza por su imponente silencio, ¿qué sería de Las Ventas sin estas voces y peleas en tardes como la de hoy? En definitiva, que hoy, en uno de los carteles más rematados del abono, las figuras trajeron el lleno en los tendidos… pero también los caldearon.Jiménez Fortes quedó en medio de los ánimos caldeados |
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