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La curva constantemente se va apartando de la dirección recta sin formar ángulos. Es, en geometría, la sucesión continua e indefinida de puntos en la sola dimensión de la longitud. Hay una infinidad de curvas: la curva abscisa, la curva abierta, la curva caliente, la curva maestra, la curva horizontal, la curva geodésica, la curva colateral, la curva quebrada, la curva defensiva... y la curva del Puerto de San Lorenzo. Esta última es la que hemos estudiado hoy. La curva que trazaban los toros del Puerto era descoordinada, sinuosa y asesina. El porqué de esta curva es la carestía absoluta de fuerzas para tenerse en pie. Se deduce pues que la curva del Puerto de San Lorenzo es una curva necesaria y vital para el animal que la practica por el simple hecho de luchar para mantenerse en pie. Una curva -fatalmente para el aficionado- buscada y encontrada.
Tras la lluvia, la curva de Las Ventas se llenó de paraguas Y llegó la lluvia y a la séptima gota Mariló se me fue. Y el torrente y los tendidos impermeabilizados homenajeaban a Joaquín Vidal siempre en la piedra de Las Ventas días como hoy, tan lluviosos y desesperantes.
López Simón. Torero. 546 kilos le arrasaron sin ni siquiera pegar el primer muletazo. La maldita curva del Puerto pretendía cobrarse una pieza. La raza del diestro le hizo volver a la cara del toro y plantarle cara. A cara de perro y entre sustos y curvas. Faena corta y emocionante. Su segundo se lidió ya con el piso encharcado. Una faena espacialmente muy interesante pues todo lo que se perseguía era para adentro. No se consiguió cuajar pero se porfió con ímpetu hasta que el manso dijo basta y enfiló toriles.
Un Cid espacialmente extraviado en su primero y dominando las curvas de su segundo a base de trayazos y ayudados por bajo y Daniel Luque toreando en peonza completaron la terna.
Se fue la tarde por la alcantarilla y el grosor de López Simón fue lo único que quedó a flote. En el recuerdo y en el pesar las malditas y débiles y oscilantes curvas de los toros del Puerto de San Lorenzo |
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