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La realidad es una y sola pero la tauromaquia de hoy en día persiste en desafiar esta máxima creando realidades paralelas que tienen en común con el toreo el espacio donde se desarrolla el acto y la disposición de tercios en el tiempo. Los toros se han convertido en una deformación de la realidad, en un invento afín, en un espectáculo carente de interés trascendental, en una nada evidente, todo es vano y vago en la fiesta de los toros. La fiesta va camino de convertirse en una entelequia.
Tras el paseíllo se espera que salga el toro que permita una gran realidad Los astados de La Palmosilla tenían de realidad eso, que tenían astas pero la fantasía era que fuesen toros de lidia; no ya bravos ni con furia que el aficionado ya sabe que no está para exigencias sino simplemente toros de lidia, toros fuertes con presencia, motor y "ganas". Las armas del que hacia último eran una realidad abrumadora que asustaba al miedo pero la ficción era que no tenían fin o propósito. Los ganaderos insisten en inventarse la realidad y crean espejismos. Mientras el aficionado se arrastra a la plaza en pos de una utopía.
La terna también fantaseo con la tarde y sólo los primeros pases y compases de un ensoñador interrumpido como Curro Díaz con su primero y el hambre mostrada por David Galván tras ser volteado fueron realidades contrastadas por las miles de personas dispuestas en cono. Un David Galán quimérico, un torero cuya realidad es su presencia y su invento la pose de diestro único e irrepetible; pose profundamente contradictoria porque ni es única y está más repetida que la yenca. Cualquiera podría juzgar hoy en día que en un lugar de la Mancha de cuyo nombre no quiero acordarme hallábase una fábrica de toreros en serie...
El resto todo ilusionismo con El Fandi como mago principal. Es asombrosa la inventiva del granadino a la hora de elaborar una lidia, hoy puso un par por derecho y luego hizo su representación tantas y tantas veces repetidas y que tantos y tantos triunfos le ha dado. El Fandi se ha inventado una realidad y no ceja en su invento porque funciona.
A fuerza de inventarse una realidad Don Quijote de la Mancha acabó lastimado y herido de muerte. Cuando despertó a la realidad ya era tarde y la realidad no era la realidad sino una realidad inventada. |
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