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Ficha del Festejo
Mal comienzo de feria, seis toros de los campos de Huelva del hierro de José Luís Pereda, “para el matadero” y tres toreros muy queridos por la afición madrileña que se estrellan en el coso de Las Ventas ante la afición más exigente del mundo.
Corrida seria la de Pereda, muy bien de presencia, bien armada, alguno con leznas por pitones, todos con más de cinco años y alguno casi rozando las seis hiervas, con trapío, pero mansa, descastada y desrrazada, de los seis, cinco parencíanse a la sabrosas empatadas de viento de mi tierra, es decir grandes, abultadas pero sin condumio dentro; en la romana con un peso medio de 552 kilos, con ejemplares así, poco se puede ver en el ruedo. De los seis, cinco silenciados en el arrastre y el cuarto, escuchó pitos camino del desolladero.
Tampoco es que la terna se empleara a fondo. Urdiales deslucido, Leandro con detalles pero sin remontar y Morenito desdibujado, nada que ver con la corrida goyesca del pasado 2 en que cortó un trofeo de mucho mérito, también es verdad que los pupilos de Pereda no sirvieron, para nada.
Dicen los buenos aficionados y hoy los había en los tendidos, que siempre hay algo interesante en un festejo y eso si, se cumplió en el sexto de la tarde-noche. Tuvimos la oportunidad de ver los dos primeros tercios que nos hacía presagiar por lo menos un triunfo, pero el cinqueño bautizado con el nombre de “Agotado”, en el último tercio, hizo honor a su nombre y todos nos quedamos, compuestos pero sin novia.
Urdiales en su primero El primero en saltar a la arena fue un toro con trapío de pitones veletos, que se quedaba corto en sus embestidas y que terminó escarbando, con el capote nada por parte de Diego Urdiales, con la pañosa, latigazos fueron los doblones de inicio, pero nada que destacar por ninguno de los pitones ya que en ningún momento tiró de animal, se fue a por la espada para pasaportar al manso de una estocada entera en buen sitio y descabello certero, escuchando un recadito. El cuarto un toro de buenas hechuras, pero otro manso que acudió en tres ocasiones al jamelgo yendo de oca a oca, el de Arnedo estuvo aseadito con la muleta, no se por que le tocó los costados y se fue por el alfanje para pincharlo saliéndose de la suerte, menos mal que estuvo acertado con el de cruceta. Total, dos silencios con aviso en cada uno de sus toros.
Leandro no alcanzó lucimiento con el capote Manso y frenándose que se refugió en chiqueros fue el segundo de la tarde para el castellano Leandro, que destacó al rematar tanda con la diestra con un forzado bueno barriendo los lomos del bóvido. Se le ovacionó al torear al natural, pero todo quedó en eso ya que el pitón contrario no era para bordarlo. Mal con el acero, dos pinchazos y una puñalada trapera que dio buena cuenta del manso. Fuerza tuvo el quinto, pero de embestidas sosas, que romaneó ante el caballo en los dos envites. No se que le vio al cinqueño, que brindo faena al público. Al inicio de labor logró ligar cuatro pases con la mano diestra, luego la faena vino a menos por culpa del toro; eso sí metió la mano con la toledana al dejar una estocada entera pero tendida, un golpe de cruceta y el animal terminó acostándose.
Quizá Morenito fue el más afortunado en sus trasteos Morenito de Aranda, nada con el percal en su primero; al inicio de faena, doblones en buen son, pero medios pases fueron los naturales por citar con la muleta retrasada, con la otra mano, un derechazo bueno y el de pecho fue lo más destacado, ya que estuvo más bien vulgar en lo que restaba de labor. Con la espada lo mandó al tiro de mulillas, de pinchazo y una entera baja, mortal de necesidad. Un toro con toda la barba era el sexto, con 595 kilos sobre sus lomos, ensabanado de pelaje, con mucha fuerza y algo tobillero al final. Muy bien al saludar por verónicas rematadas de media, escuchando la única ovación de la tarde. De largo fue al caballo peleando y derribando en el primer encuentro tras dos buenas varas de Héctor Piña que se le aplaudió con fuerza. En el segundo tercio destacaron con los garapullos Luís Carlos Aranda en sus dos pares y Pascual Mellinas en el que le correspondió. Los dos banderilleros saludaron montera en mano. Muy felices nos encontrábamos con el comportamiento del cinqueño, pero nuestro gozo en un pozo, el toro hizo honor a su nombre “Agotado”, agotándose muy pronto, quizá por el fuerte castigo en varas y el de Aranda poco o nada pudo hacer, incluso escuchó música de viento, más aún a la hora de matarlo, ya que se le atoraron las armas toricidas.
Luis Carlos Aranda con los rehiletes Mal comienzo de feria, esperemos que corridas como esta no se repitan. Fotos: Muriel Feiner
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