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Cuando el espacio es inerte, desapacible, insensible o peyorativamente tranquilo el espacio es manso. Y todas estas palabritas mansas sirven para definir una tarde mansa; mansa de Jose Luis Pereda. Mansada, repito, de la ganadería de Jose Luis Pereda. A fuerza de repetir la lección ésta acabará entrando.
En el ínterin los obituarios del "Crack" Alfredo Landa y del guitarrista de Slayer Jeff Hanneman. El primero ha vivido tardes sentado aquí en Las Ventas; el segundo no pero seguro que ambos conocen a la mansedumbre, al tedio, a lo aburrido, a la nada. Y seguro que como a las dieciocho mil personas que se congregaron hoy en Las Ventas no les gusta.
En un veredicto espacial y teniendo en cuenta que para juzgar de verdad hay que enfrentarse contra la integridad yo declaro que la terna es inocente de todo cargo.
Diego Urdiales, Leandro y Morenito de Aranda... tantas y tantas horas pensando en espaciar con gusto, con temple y maestría para luego ver a la nada salir por toriles; tantas angustias, tantas fatigas, tantos miedos...
Con toros así... de mansos no hay manera El caso de Urdiales, lo más franco de la tarde, es especialmente grave. Grave para el aficionado y grave para el Toreo. Que un diestro con los quilates de poder que atesora el Maestro continúe enfrentándose contra molinos de viento en la primera plaza del mundo es una herejía taurina.
La Odisea de Urdiales no termina.
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