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Me pide la dirección del Portal un resumen de San Isidro y la feria del Arte y la Cultura -que pomposo suena esto último- y, aunque en principio me muestro un tanto receloso, al final me decido. Muestro un comportamiento abanto antes de sentarme delante del ordenador -quizás zaherido por los grotescos acontecimientos acaecidos, ya que ambas ferias juntas no han pasado de ser una caricatura del toreo-, al final sacó fijeza y emprendo la tarea. Hablar de nuevo, de manera minuciosa del comportamiento de los toros, me despierta un sentido huidizo, ellos lo tuvieron a chiqueros, los aficionados a la calle de Alcalá, cada día la afición salía más deshecha de la plaza. Nos han convertido en aficionados: recelosos, huidizos de la plaza, ásperos, duros... pero duros en sentimientos a la fiesta, de otra manera sería imposible volver. Es curioso, que una feria de estas características debería dar argumentos para escribir un libro, un buen libro, y sin embargo, ésta, para la historia no dejará más de una cuartilla... Repaso titulares y al que hace ocho me encuentro por primera vez la palabra casta; antes: sólo fachada, sosos y descastados, moruchada... en fin, una serie de atributos más del toro manso que del bravo. En esta corrida, en la octava, aparecen dos toros: Jubilada y Curioso de Victoriano del Río que sacaron casta y se fueron sin torear. Antes, la novillada de Buenavista y un sobrero de Couto de Fornilhos, a la que no asistí, cuentan que fueron interesantes. Pero, para hablar a voces de la bravura hay que tener en cuenta el tercio de varas, y han sido muy pocos los toros que han destacado en varas. Recuerdo a Lana Virgen de Bañuelos que hizo un esplendido tercio: se arrancó de largo y empujó con poder; en la segunda entrada derribó y tomó un tercer puyazo poniendo la plaza en pie aunque luego se paró; o Muñeco de Cuadri -que junto a sus hermanos conformaron un serio encierro con varios animales aplaudidos al arrastre- y que también se vino abajo en la muleta. Destacó la dureza del encierro de Guardiola lidiada bajo la lluvia –otro insensible desacierto- o el de José Escolar, un encierro serio en general, duros de patas y de sentido la mayoría; la corrida de Baltasar Ibán con bravura casta y poder, además de una excelente presentación, y la de Alcurrucén, bien presentada en general y que tuvo un comportamiento interesante en el que predominó la casta. De estas dos corridas habrá que rebuscar el toro más completo de esta feria. A mi entender, la corrida de Baltasar Ibán la más completa. Bella estampa de uno de los duros toros de José Escolar Quiero pensar, por ser algo positivo, que una feria -incluyo la pomposa- no puede ser tan desastrosa sólo por que los ganaderos no hayan atinado en la selección, aunque buena culpa tengan de ello al persistir en la búsqueda de la nobleza que habita muy cercana a la mansedumbre. Es arriesgado. Sólo he mencionado dos toros de los que me parecieron que se fueron sin torear y que en otras manos las faenas posiblemente hubieran sido brillantes -valga como ejemplo Curro Díaz, que, a un toro muy parado de valdefresno, y que apenas se descuidó le enjaretó los mejores muletazos de la feria-. Podríamos entrar en la rebusca de toros sueltos que se fueron sin ser lidiados, que los ha habido, pero seria entrar de nuevo en un laberinto que despertaría de nuevo la desazón. Ni les canso, ni me canso...
La feria en conjunto ha sido caótica y alguien debería mostrar disculpas. Los seres humanos somos muy dados a jactarnos cuando las cosas salen bien y escurrir el bulto cuando pintan bastos. En este serial no sólo se ha herido el bolsillo, se ha dañado la sensibilidad, el amor a la fiesta de los aficionados y esto, tarde o temprano se paga caro. Pues lo dicho: El toro -lamentablemente- no ha sido el protagonista. |
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