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Perdón que me ría y me burle de los antitaurinos que van a cara descubierta y que llevan décadas queriendo acabar con la Fiesta de los toros y que se vanagloriaron del éxito de Cataluña, donde esto ya estaba dando sus últimas bocanadas. Lo que de verdad tiene mérito es lo que están haciendo los otros antitaurinos, los que van de defensores de la Fiesta, los que piden ayudas, los que reclaman un puesto como artistas, los que crían un animal que parece un toro, pero que no tiene nada que ver con él ni en un 10% de la cadena genética. A esos que se disfrazan de toreros y que no son más que una panda de personajes que queriendo o desde la ignorancia, no dudan en pegar un metisaca en los blandos a esto que un día fue grande. Basta con adularles, para que no se planteen cual está siendo su responsabilidad en este fin tan doloroso.
Los corrales de Madrid en hora punta Solo había que echar un ojo a los corrales de la plaza de Las Ventas y contemplar el bochornoso espectáculo de una multitud tocada de cuernos, de color negro o castaño, con el hierro de Núñez del Cuvillo tatuado en las nalgas. Parecía la estación del AVE en hora punta. No sé cual ha sido la cifra final de animales que han pasado reconocimiento para la Beneficencia, unos hablan de treinta, otros de veintimuchos, pero lo que sí sé es que con todo este trasiego indignante, al final solo han conseguido que pasaran cuatro del hierro titular, que además eran de una presencia lamentable, con menos cuajo y menos trapío que una de las muchas novilladas que se lidian en esta plaza en una temporada. No es que haya sido un mal año o un mal día de esta ganadería, es el pan nuestro de cada día siempre que se anuncian esas figuras rutilantes que están demoliendo todo esto, que no son capaces de torear nada más que esto, manteniendo una complicidad que inculpa a los que exigen este ganado, a los que lo contratan, a los que los eligen, a los que los crían, a los que los torean y a todos los que los jalean, tanto a los bichejos, como a los que se ponen a poner posturas ante ellos. Seguro que Talavante estará muy satisfecho de que le hayan sacado a cuestas hacia la calle de Alcalá, como lo habrían estado Morante o Manzanares y por supuesto ese señor de Sabadell que se hace llamar torero y que ahora también comenta, junto con el conductor de las retransmisiones de televisión, para los que todo el mal de este espectáculo está en los tendidos, allá donde haya alguien disconforme con esta pantomima. Pues adelante con ello, ellos sabrán a donde quieren ir a parar, pero lo más probable es que todos acabemos en el desolladero, que es donde con toda seguridad llegaremos después de un metisaca certero antitaurino a la Fiesta. |
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