¡Puerta!. Desasosiego. ¡Puerta a los Toros sin fuerza!. Sopor ¡Puerta a los Toreros que no Torean!. Calor. ¡Puerta a las tardes que dejan frío el sentimiento!. Nada. ¡Puerta a la actualidad de Las Ventas!. Pasmo. ¡Puerta a una Puerta Grande carente de todo! ¡Puerta a este "arte"! Y ¡Puerta a esta "cultura"! Valdefresnos debilitados, sosos y espaciando bostezos. Sólo un tercero hambriento de muleta se salvó de la quema. Pero sólo eso porque hubo hasta novillos. César Jiménez comenzaba sus faenas cual robot hierático presto a reinventar una tauromaquia cuando menos futurista. Luego de este avanzado empezar volvió a espacios presentes y se entretuvo el solo toreando de lejos y acompañando embestidas. Después otro toro flojito y media tendida. Curro Díaz a ratos. Sin enemigos a su altura. Su tarde pasó como pasa una tarde, segundo a segundo. Fotos y destellos en una tarde sosa. La ovación de la tarde. Si salió del apuro Mora también nosotros a pesar de todo Que David Mora haya abierto la Puerta Grande de Las Ventas es una mentira como otra cualquiera. Lo parece pero no lo es. Lo que hizo de importancia espacial: inventarse un larga cambiada cuando estaba rodillas en tierra tras un tropezón en la cara del toro. Lo que hizo mal: desaprovechar la boyantía y calidad de un Toro que podía haberle encumbrado (el clásico tópico que reza que lo peor que le puede pasar a un torero que pasa por ser bueno es que le salga un toro con raza y clase). Y con su segundo espacialmente se trabajó toda la plaza. Literal. La cosa rajada y el hombre de acompañante invitado. Buen tercio de muerte. ¿Puerta Grande? Mentira.
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