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Ficha del Festejo Ya nos queda menos y digo esto, porque lo de hoy era una tarde gris y plúmbea, en que nos aburríamos soberanamente por la mansedumbre exasperante del ganado de ese tradicional hierro de Carriquiri, que en la actualidad es solo carne de matadero, dadas sus demasiadas filetes; el de menos peso 545 y el que mas 633 y no es simplemente cuestión de peso sino la falta de casta, su falta de raza y su mansedumbre, pero miren ustedes por donde el toro sexto llamado Flamenco y con esos 633 kilos sobre sus lomos, también manso, nos dejó perplejos en el tercio de varas, hasta en cuatro ocasiones acudió al caballo y cada vez desde mas distancia, en la última vara lo hizo desde la mismísima boca de riego, es algo que en mi ya dilatada andadura tanto como aficionado o como periodista, es la primera vez que prensencio algo así y creo que no he sido el único, porque la plaza entera se puso en pie para ovacionar al bóvido por su bravura en el caballo, ya que en los otros dos tercios volvió a las andadas, es decir a su mansedumbre. Frascuelo con la diestra Por lo demás poco hay que contar. La estampa de torero y toreo del de antes, de Carlos Escolar “Frascuelo” que a sus 64 años aun se le nota su torería, pero en esta ocasión no es que no pudo demostrar sus dotes, es que su lote fue manso, manso de libro y con ese material nada es posible. En sus dos toros fue silenciada su labor.
Garibay por bajo Hoy quemaban el último cartucho en San Isidro los toreros mexicanos, cerrando con Ignacio Garibay, que tampoco tuvo la suerte de su lado, el lote que le tocó también fueron otro par de mansos con cuernos y fue una pena que pese a la disposición del manito, las reses extremeñas no quisieron ayudarle en ningún momento de la lidia, quedando en esta ocasión inédito ante la afición venteña, que silenció su quehacer.
Castaño con la izquierda a su primero Con mucha expectación se esperaba a Javier Castaño, tras su glorioso triunfo en Nimes, con toros de Miura por más señas. De primeras le salió otro de los mansos de tan desastroso encierro, que encima tuvo ciertas dificultades y cierto peligro; al inicio de faena ya al torear por el pitón derecho el morlaco le puso el cuerno en el corbatín avisándole de sus intenciones, otro tanto de lo mismo por el pitón contrario, pero el de Salamanca le aguantó sin vacilar, demostrando que lo de Francia no fue una casualidad, por ello los aficionados agradecidos le aplaudieron en varios pasajes de su valiente quehacer. Tras despachar al regalito de una estocada entera en buen sitio y un certero golpe de verduguillo, fue aplaudido.
Pase de pecho de Castaño al sexto Bravucón pero un zambombo fue el Carriquiri que cerraba el festejo, que por esas cosas del misterio ganadero, dio un espectáculo en el tercio de varas, tomando hasta cuatro varas, la primera en chiqueros, de largo la segunda, la tercera aun más de lejos y la última arrancándose desde la boca de riego a la que le llevó Javier para lucir al toro que tras ese puyazo de Tito Sandoval, el público puesto en pie ovacionó al cuatreño. Castaño cogió los trebejos y con la montera calada inició faena con estatuarios para salirse fuera de rayas y rematar con el de pecho y el forzado, el respetable rompió en una ovación primera de la tarde para un torero de a pie, logró ligar con la diestra, más palmas de una afición entregada, otra cosa fue el toreo por el pitón izquierdo en que se dejó tropezar el engaño, nuevamente a derechas pero ya en menos tono, un circular invertido para terminar y a por la espada, se enfrontiló entró con decisión para dejar más de media estocada algo tendida, usando el de cruceta certeramente. Pañuelos al viento pero sin unanimidad y vuelta merecida al ruedo venteño.
De las Cuadrillas: Tito Sandoval el picador de ese tercio de varas histórico. Castaño el artícife Ovacionado el picador Plácido Sandoval “Tito”, a las ordenes de Castaño por su fenomenal tercio de varas al sexto. Saludaron montera en mano por la lidia de ese sexto Marco Galán por los palitroques, David Adalid y. aplaudido Ángel Sopeña, que toreó a las órdenes del maestro Frascuelo.
Fotos: Muriel Feiner |
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