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Hoy se han corrido toros de Fermín Bohórquez, bajos de presencia, mansos y descastados en general además de flojos. El referir la suerte de varas en todas las corridas es para que se entienda que existe, mejor dicho, que está reglamentada. Algo parecido a cuando reseñamos una corrida de rejones y comentamos que un toro está bien presentado y seguidamente advertimos (despitonado) para recordar que los toros tienen pitones. La fiesta de los toros tiene tercio de varas. Miguel Abellán se ha llevado un lote imposible: Sabático y Oscurito; noble e inválido el primero y deslucido y sin entrega el segundo. Sabático saltó como grogui, tropezando los burladeros y a duras penas llegó al caballo. Fue muy protestado en varas. En banderillas se le dedicaron todos los cuidados para mantenerle en pie. A la muleta llegó hecho una mecedora, mortecino y nobilísimo. Fue un inválido para la lidia y además de poca presencia para esta plaza; anovillado. Oscurito fue protestado de salida, era gordo, lavado de cara y de poco trapío. Al caballo fue a regañadientes. Se dejó banderillear y después, en la muleta, por su falta de casta, se puso bruto y desapacible, muy deslucido y sin entrega. Saldivar se llevó el “mejor” lote, o por lo menos el mejor toro. Malvista, negro bragao, delantero de cuerna y anovillado; largo y degollado de papada. No se picó, en ambas entradas tomó tierra, antes se había despanzurrado (éste fue el mejor de la tarde imaginen). En banderillas fue un carretón, dejó hacer. Un punto arriba se vino en la muleta y embistió con bondad por ambos, con franqueza y repetición. Cuando algunos aficionados bostezaban y otros dormitaban saltó Abreojos, el quinto de la tarde. A estas alturas la tarde era una losa. Fue devuelto por inválido. Habrá que probar un día y ver cómo embisten estos, ya que los mansos son otros Salieron los mansos –los de Florito, aclaremos para no entrar en confusiones- hoy algo desobedientes, el amo tuvo que llevar a cabo sus tareas. Había que probarlos un día para ver como embisten esos berrendos, quizás nos llevásemos una sorpresa, para superar las corridas de bravos tampoco deben tener demasiadas cualidades. En su lugar salió Tomillero de Encinagrande, y grande el toro, me apuntan que es Atanasio y lo parece. Salió con gas pero le duró bien poco; en el saludo fue a menos; y en varas pierde las manos en la primera entrada y se derrumba en la segunda, se protesta con rigor. Un broncazo. El palco lo deja en la plaza con valentía.... Hay que premiarlos. Se dolió en banderillas y en la muleta se mantuvo, sin humillar, pero se mantuvo. Sacó genio y embistió descompuesto, pero se mantuvo; no pudo emplearse pero se mantuvo. Adivinar que este toro y algún otro no se iban a derrumbar merece premio. Saber esto es muy difícil; creanme. Resultón fue el tercero de la tarde, al que espero Victor Barrio en los medios, y el que en la segunda tafallera ya pedía árnica. Era grandote, de cuerna recogida, testuz acarnerada, muy murubeño. Más que pelear, se dejó picar; igual en banderillas, todo de poco mérito. Bruto y sin humillar inició el trasteo de muleta. No mejoró a lo largo de la faena este manso descastado, se puso cada vez más violento y terminó buscando el pecho del torero. Pitado al arrastre. Mazagato cerraba la insoportable tarde, era bonito de hechuras aunque afeado por ser bizco del izquierdo. Barbeó tablas pero no se decidió, estaba seguro de su poder. Peleó bien en la primera entrada y se arrancó de largo en la segunda. Esperó a los rehileteros. Perdió las manos de inicio y empezó a quedarse, no podía con su alma, menos con su físico. Terminó apagado, se quedó corto por el pitón zurdo y se tragó varias tandas diestras por la insistencia de Víctor Barrio. Gracias a Dios en España aún no existe la costumbre de pedir sobreros de regalo, hoy, un toro más y hay suicidio colectivo... Seguro. |
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