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Ficha del Festejo La ruina sigue campeando a sus anchas en el coso venteño y en el día de hoy no podemos echarle la culpa al viento, que por ésta vez no sopló, por el contrario Lorenzo lució espléndidamente en todo lo alto. Run, run en los corrillos; regresaban dos toreros de los calificados como artistas y del gusto de Madrid, pero bien dice el refrán: “El torero dispone y llega el toro que todo lo descompone”. De la ruina de lo que va de feria, pasamos al escándalo y almohadillas que inundaron el ruedo, como despedida a nada menos que a D. Julio Aparicio, tras las dos broncas monumentales en su lote; ya que no quiso ni verlos a los dos bóvidos que le tocaron en suerte y eso que el cuatreño primero, fue para mi gusto el mejor del encierro. Tampoco Curro Díaz pudo lucir su palmito, dado el lote que le tocó en el sorteo mañanero. Medio se justificó Eduardo Gallo en el toro tercero de la 6º corrida de abono, saludando fuera de rayas Menos mal que pasó toda la corrida y no hubo ningún remiendo, tres de tres, escucharon palmas camino del desolladero: el primero, tercero y cuarto, pitos el segundo y silencio los dos últimos. Algo atacada de kilos la corrida, pesando en la romana una media de 585 kilos. Ruego leer al compañero José Luis en su sección “El Toro es el Protagonista”, que seguro os valdrá la pena. Aparicio estuvo, con muleta y espada, de cualquier manera Muchas veces quienes nos dedicamos al oficio de escribir, nos las vemos y nos las deseamos para poderles contar algo que merezca la pena. Pero en el caso de Julio Aparicio, no es posible, el sevillano no quiso ni ver a sus oponentes, simplemente se dedicó a trastearlos por la cara y despacharlos descaradamente sin más tramites. Impotente y pegando un mitin con el sable. El respetable y con razón se enfadó y lo abroncó tanto al término de cada labor, como al desandar el paseíllo.
Lo intentó el de Linares pero es que era imposible El toro segundo para Curro Díaz, siempre fue a su bola, las pocas veces que embistió nunca humilló y buscó tablas, ¡qué podía hacer Curro!, con semejante material, pues matarlo de una estocada en los bajines y a otra cosa mariposa.
Menos mal que les metió la mano pronto Curro Su segundo desde la salida y durante su corta permanencia en la arena siempre busco tablas y su querencia natural, es decir la puerta de los chiqueros. Nuevamente Curro tomó las armas toricidas y para el arrastre el quinto del festejo.
Eduardo Gallo, voluntarioso toda la tarde, en un quite por chicuelinas El que medio cantó fue el salmantino Gallo, en el primero de su lote, un toro castaño nombrado “Cervato” que lucia un buen par de velas por pitones. Saludándole con tres verónicas buenas y sensibles. Tampoco fue manco el inicio de faena, con la diestra alargó el brazo y giró la muñeca, escuchando aplausos de los aficionados, lo intentó con la mano contraria, pero el burel le dio un par de hachazos avisándole, hasta que nos dio un sustillo; el bicho fue poco a poco aprendiendo, pero Gallo con mucha voluntad y valor se fajó con el cuatreño, la trinchera y su salida torera de la cara de su oponente, todo ello y sumando la estocada hasta las cintas un pelín desprendida y la muerte de bravo que hizo, le valieron una ovación del público, teniendo que saludar fuera de rayas.
Gallo lanceando a su primero Muy bien estuvo con el percal saludando al que cerró plaza. Creyó en el toro y se fue a los medios para brindar al respetable, pero creo que se equivocó ya que su enemigo en cada embestida era una tarascada aviesa al mentón del chavea, al intentar con la zurda mano y según lo “chulapos madrileños” le puso los pitones en la cartera, macheteó por la cara buscando la igualada y metiendo el alfanje casi entero en buen sitio, más un certero golpe con el de cruceta.
Una trinchera en su segundo Las Cuadrillas: Aplaudidos Ángel Otero y Fernando Téllez, de la cuadrilla de Julio Aparicio, y Álvaro Oliver, de la de Gallo. Ovacionado el picador de Eduardo Gallo José Ney Zambrano.
Y tras una hora cincuenta minutos el festejo llegó a su fin.
Fotos: Muriel Feiner
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