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La primera novillada del abono isidril dejó un nombre propio: Gonzalo Caballero. Este joven novillero de Torrejón de Ardoz sorprendió en su debut en Las Ventas por ser un novillero con todas las letras, un novillero de los de antes. Es verdad que le queda mucho por aprender y mucha técnica y oficio por poseer, pero lo que ilusiona y hace vaticinar que puede llegar muy lejos es su asombroso valor, la pureza con la que intenta hacer todo y la frescura y sincera actitud con la que pisa la plaza. Además, esta tarde ha dejado constancia de que posee un muy buen concepto del toreo, basado en la buena colocación, en presentar muy bien la muleta y en templar y bajar la mano. Entre las cosas importantes que le faltan: mayor soltura y seguridad con el capote y, sobre todo, mandar a los toros, acompañar las embestidas y rematar los muletazos atrás. Así empezó, con esta determinación, Gonzalo Caballero su faena Pero es que es gloria bendita el contemplar como nuestra querida fiesta de los toros tiene futuro y que no todos los chavales que quieren ser toreros quieren basar su toreo en lo fácil y ventajista. Pero Gonzalo Caballero no sólo ha demostrado valor en la plaza, en el ruedo, también ha demostrado ser valiente fuera de ella al apostar de la forma que lo ha hecho. Era un compromiso muy fuerte el debutar con caballos en Sevilla, hace tan sólo un mes, pero lo era aún mayor el presentarse en Madrid en la segunda de sus novilladas con los del castoreño. Muy pocos se atreven a eso, pero aunque el madrileño también tenía mucho que perder y era muy difícil, confiaba en sus posibilidades y en ganar. Y así ha sido. Oreja en Sevilla y oreja en Madrid. Dos orejas en las dos plazas de toros más importantes del mundo y con tan sólo un par de años a sus espaldas desde que comenzó a torear.
Habrá que seguir a este joven novillero que no ha hecho nada más que empezar un difícil y largo camino en el que tendrá que evolucionar y seguir demostrando sus condiciones y lo que hasta ahora ha dejado muy claro: que quiere ser torero. |
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