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¿Por qué llego a esta conclusión? Es fácil, después de aguantar tres corridas infumables, soporíferas, faltas de casta y fuerzas... No sigo, pero podría. Hoy, que por un percance sufrido en mi automóvil, no puedo ir a los toros, resulta que la novillada ha despertado cierto interés. Por lo tanto, el gafe soy yo. Conchi Ríos desbordada por las encastadas embestidas del de Couto A la salida del festejo una voz autorizada me cuenta que la novillada ha tenido un comportamiento variado, pero que se ha movido en general. Que un sobrero de Couto de Fornilhos ha sacado casta y pies y ha estado por encima de su matadora. Que algunos novillos han lucido presencia de toros. Y que Gonzalo Caballero, al que tenía ganas de ver en Madrid por haber despertado mi interés en Sevilla, corta una oreja a un noble animal de Buenavista. Pues aquí me tienen, con el coche destrozado por el camión que recoge los materiales de reciclaje y con el desencanto de no haber disfrutado la novillada.
Claro que –menos mal que uno no es supersticioso como escuché decir a Rafael de Paula. El maestro Paula dijo: Yo no soy supersticioso, lo que pasa, que como a todo el mundo, no me gusta un gato negro, ni pasar por debajo de una escalera, ni un martes y trece... en fin... ¡Qué arte!- si este percance me hubiera ocurrido ayer, que fue la víspera del día catorce, lo hubiera entendido. Sólo me queda pedirles disculpas y lamentarme por no haber podido cumplir con mi compromiso; espero que mañana, lo que me ha quitado el mal fario, me lo dé el arte. Hasta mañana. |
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