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Ficha del Festejo Que verdad y contundente es nuestro refranero; no hay sin tres y así ha sido; calma chica dicen los marineros cuado no hay viento y hoy no sopló ni de levante ni de poniente, el que medio soplo se llamó Juan del Álamo; porque es los toros, ni norte ni sur ni tramontana, otra mansada de campeonato, ya lo explicará nuestro compañero José Luis Bautista en su sección. La tercera corrida del abono y me refiero a los de a pie, fue un espectáculo tedioso, anodino y aburrido, así no vamos a ningún lado y el ejemplo lo tenemos en que un domingo de feria y en Madrid, apenas algo más de tres cuartos de entrada, con muchos claros en los tendidos, especialmente en la solanera; donde se metieron los abonados de siempre, supongo que de puente o prefirieron irse al fútbol. De entrada de la corrida anunciada es decir del “Vellosino” fueron rechazados cuatro por el equipo veterinario, teniendo que ser sustituidos por otros con el hierro de “Valdefresno” de los mismos campos de Salamanca y de otro encaste, pero dio igual, eso si no para los aficionados que pidieron la devolución de sus entradas. Unos naturales de Juan del Álamo fue lo mejor de la tarde Con ese tipo de ganado, no es posible triunfar al menos en Madrid, medio, medio, destacó el otro salmantino nacido en Ciudad Rodrigo y de nombre Juan del Álamo, que saludó en el primero de su lote, tercero de la tarde, para sus otros dos compañeros silencio en los tendidos.
Yo estoy seguro que los tres venían, llenos de ilusiones, dispuestos al triunfo que buena falta les hace, pero ninguno consiguió el tan anhelado triunfo y en esta ocasión más bien no por culpa suya, sino de los seis mulos con cuernos impresentables para Madrid y más aun para la feria isidril. Con este comentario bien podría terminar la crónica, pero hay que decir algo y desde luego, no mentiras ya que con ello se hace mucho daño a nuestra tan amada fiesta. Tejela con la diestra ante el primero que algo se dejó Matías Tejela se las vio primero con un toro habanito, que derrotaba y con muy escasas fuerzas. Con el percal, nacin, como nada dijo con la franela, el mismo tono tuvieron por cualquiera de los dos pitones, estuvo toreando con eso que se llama ahora, “el toreo moderno” por ello los palmeros le tocaron las palmas, creo que equivocados. Para enviarlo al desolladero le metió un tercio de espada arriba y un certero descabello.
Del Vellosino fue su segundo, un manso, que apenas se dejó recoger con la capichuela, parándose y esperando en el segundo tercio. Tomó los trebejos e inicio labor con la diestra, pero ejecutando lo que para mi, es el destoreo y a por la toledana, dejando una estocada entera desprendida; palmas de tango para el de Madrid. Tendero se anima a si mismo, pero aquello no tenía fuste A Miguel Tendero, también le tocó el otro morlaco del hierro titular que manseó y pegó arreones. Con el percal nada y con la muleta abusando del pico y nada de nada para ser destacado, casi todos los pases fueron trapazos por ambas manos, el respetable se enfadó y protestó a Miguelito. Con el acero una estocada casi entera desprendida y con degüello.
Impresentable fue el quinto, primero por su tipo y luego descastado y huyendo del jaco, del segundo tercio y también del último, una prenda era el bóvido, así que y pese a la disposición de Tendero, todo fue inútil. Fue una pena penita pena según reza la copla de la Faraona. Hay que matarlo y lo hizo de una media estocada arriba y de un certero descabello. Del Álamo lo intentó también con el capote Una rata escurrida fue el primero del lote de Juan del Álamo, que apenas fue picado y que esperó en banderillas; pese al material el de Ciudad Rodrigo situado en la boca de riego logró en la tercera tanda un par de naturales aceptables y también por el pitón contrario, eso si sin rematar detrás de la cadera, estando, digamos aseado, terminó labor con unas muy ajustadas bernadinas que si que llegaron al público presente que le ovacionó. Pero la rúbrica con los aceros empañaron su quehacer.
Muy suelto y manso fue el que cerró plaza. Al que hubo que taparle la salida en varas. Nada se podía hacer con tal ejemplar, aburrido se fue por la espada, pinchando en reiteradas veces quizás por salirse de la suerte, al fin logró meterle la mano entregándolo al tiro de mulillas. De los de plata y de la cuadrilla de Tejela quien escuchó palmas fue José Manuel Zamorano. Y mañana un festejo menor con novillos de Buenavista, veremos que nos depara el destino. Fotos: Muriel Feiner |
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