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El titular no encierra clave alguna, se han lidiado cuatro toros de Valdefresno y dos de Vellosino. Ahora bien, que Madrid, en su plaza de Las Ventas, la más importante del mundo se lidien dos toros solamente de los anunciados, y que además el resto sea una escalera en presentación, da que pensar. Madrid, hoy, ha olido a pueblo. Caraalegre mostraba una cara que producía desolación –que se lo pegunten a Tejela-, dos biergos veletos, pavorosos; además de buena presencia, algo culipollo –lo da el encaste-. Saltó aperreado, flojeó y le costó humillar. La pelea en varas no pasó de regular: empujó con un pitón y le cuidaron en la segunda entrada. Se mostró flojo y de poco poder en banderillas. En la muleta es repetidor por ambos pitones, se muestra noble y tiene movilidad; además, corrige el defecto apuntado de la falta de entrega o humillación en la embestida, y va a más. Junto al tercero, han sido los dos toros válidos de la tarde, el resto para quemarlos. El Vellosino se ha lucido hoy en Madrid, sólo le han aceptado dos toros, uno se lo han protestado por falta de trapío de salida y el otro fue pitado al arrastre... Ya vendrán tiempos mejores, digo yo. El protestado de salida respondía a Cigarrero, era castaño, bociblanco y ojinegro de reseña; anovillado con cara de nene. No quiso guerra con los montados. En banderillas no se entregó y echó la cara arriba; en el inicio ya se comportó huidizo y falto de fijeza en el capote de Tendero. En el último tercio es repetidor, pero áspero y deslucido al sacar más genio que casta. El tercero, sin ser de bandera, ha sido el toro de la tarde. Muy en el tipo del Conde de la Corte, bajito y cornalón; y pese a tener buena arboladura fue protestado por falta de remate. Hizo buena pelea en el caballo romaneando en la primera vara; en la segunda le cuidaron, ¿para cuándo un tercio de varas completo? Fue noble en banderillas y en la franela. Por el zurdo embistió boyante e hizo el avión; al diestro llegó más desfondado; aunque fue un buen toro en conjunto, le faltó fondo en el último tercio. Tejela debió acordarse de su primero cuando tuvo que vérselas con Alpargatero del Vellosino. Un toro de capa negra y delantero de púas... ¿625 kilos? Parece que se les fue la mano. Todo lo que hizo Alpargatero, desde su salida hasta ceder su piel, fue deslucido, nunca se entregó: ni en la capa, ni en el jaco, y, en banderillas, además, se mostró sin fijeza. En la muleta sacó la gaita por encima del estaquillador, embistió descompuesto y muy deslucido por su falta de bravura. Dudosillo fue el quinto y aunque cornalón fue protestado por falto de remate, las palmas de tango y la música de viento le acompañó durante buena parte el primer tercio. Costó un mundo picarle –si es que se picó-; en la primera entrada le cuidaron y en la segunda formó un desorden al no camelar ir al caballo que le había hecho daño. Una tarascada diestra fue el saludo a Tendero que hábil se zafó. El resto de la faena de muleta casi no existió, pronto miró tablas el valdefresno y antes se rajó de su comportamiento desapacible de toro de poca casta –decir media es malsonante-. Guerrito fue el sexto, segundo del lote de Juan del Álamo; negro, bragao corrido y axiblanco; bien armado y de buenas hechuras, afeado por rabicorto. Echó las manos por delante como credencial. En varas repitió la faena de su hermano anterior, se duerme bajo el peto y ya no quiere saber más de caballos, al menos del de turno, en el que hacía la puerta toma el segundo después de deambular de aquí para allá un buen rato. Había avisado en banderillas y fue el más complicado en la muleta, se puso reservón y gazapón; manseó y desarrolló sentido. Nunca se entregó.
Como el toro no es el protagonista, sacamos a la gente que sí que lo es Llevamos casi tres de tres y nos quedan no sé cuantas; digo malas. Pero no hay que desesperar con estas tres –no contamos la de rejones- creo que ya estamos inmunizados para toda la feria, nos echen lo que nos echen. Si no me creen, al tiempo... Estamos vacunaos... o enfermos. |
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