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La corrida de hoy fue un desfile de inválidos de Montalvo que no se tenían de pie...además de mansos, descastados y casi todos pasados de romana. Varios eran cinqueños y por eso tenían cara. Seguro que alguno hace un año no hubiese ni aprobado el reconocimiento previo. El primero, un toraco de más de 600 kilos, era el de la confirmación de Esaú Fernández, otro camero que venía a demostrar por qué cortó una oreja que le dieron sus paisanos en la reciente feria de Sevilla. Y a portagayola se fue. Enseguida se dió cuenta toda la plaza de que el toro era un inválido total, que no podía dar dos pasos sin besar el albero. Todos...menos uno: el que presidía en el palco que, para intentar salvar su responsabilidad, no hacía más que evacuar con el veterinario y con el asesor. Consultas, se entiende. Esaú y su cuadrilla tampoco pusieron mucho de su parte, pues si hubiesen querido lo hubiesen hecho rodar, pero...estos toreros modernos da la impresión de que no tienen ni personalidad. Y aún quiso irse a los medios a brindarlo...pero la bronca le hizo desistir. No pudo ni intentarlo con la muleta pues el toro era un marmolillo. Y a todo esto toda la plaza en pie de guerra contra el palco. Debe ser una táctica para cansar las gargantas del personal y dejarlas roncas. Y le dió resultado, pues desde entonces se protestó menos, aunque también hubo motivos. El último de la tarde, al que también fue a buscar a portagayola, sí lo pudo brindar aunque era también otro inválido de libro. Vaya tarde de confirmación. Para enmarcarla. Y una pregunta que rondaba por el 7, ¿algún taurino querrá estrellar a los jóvenes que intentan despuntar? Para acabar con la fiesta no hacen falta antitaurinos. Desde dentro lo están haciendo algunos. El segundo de la tarde fue otro inválido, mucho menos evidente y mucho menos protestado y en cuanto rodó un par de veces el perínclito y siniestro personaje del palco sacó el moquero verde. El resto de la tarde fueron más inválidos y mansos, que nunca se entregaban y por eso aguantaron algo más. No mucho, claro, pues a todos les sobraban carnes. Y no musculosas precisamente. Pero el del palco ya se olvidó del verde, aunque se le pidió. Puede comprenderse que con tal material los toreros no brillaran. Sí lo hizo Uceda, el eterno aspirante que siempre apunta pero nunca dispara, cuando recetó a su primero, el sobrero de Yerbabuena lidiado en segundo lugar, la estocada de la tarde. Pero en conjunto su labor no pasó de discreta. ¡Qué nos echamos un ratito! y se echó David Mora estuvo pinturero toda la tarde, pero no pasó de posturitas y de intentar hacer el toreo moderno a sus dos inválidos. Uno de ellos, a mitad de una serie de intentos de muletazos (pues nunca pasaron de ahí, de intentos) se echó a descansar en la arena. Así fueron los “maravillosos” toros que contrataron los visionarios veedores de esta empresa (sí, la que nos ha subido los precios casi tres veces el IPC con el beneplácito de la CAM) para alegrarnos la tarde. Claro que para eso necesitaron un cómplice ¿Adivinan ustedes quién? Pues ese mismo.
En resumen, otro día de fracaso ganadero y aunque hoy se intentó lidiar mejor y los toreros estuvieron más dispuestos, la realidad es que sin toro es imposible torear. Los del 7 salíamos diciendo que teníamos la sensación de que un tío que estaba en el palco, además policía para más señas, nos había metido la mano en el bolsillo y nos había robado la cartera. Esa era la impresión de unos cuantos. Y mañana a descansar y dormir la siesta, que nuestros puestos serán ocupados por gente guapa, colorista, aplaudidora y orejera, que suspirará por los apuestos caballeros y sus equinos llenos de adornitos, aunque los toros estén bastante mutilados, les pongan farpas en exceso y acaben con ellos atravesándoles los bajos. |
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