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• Con el máximo respaldo institucional ve la luz la FERIA DEL ARTE Y LA CULTURA, cuyos ciclo de actos inauguró el Nobel Mario Vargas Llosa • Taurodelta y Arte Taurino Tour inauguraron un espacio de 800 m2 al lado de la plaza para acercar a los madrileños a los toros a través exposiciones, coloquios, eventos sociales, música en vivo y gastronomía
Un momento del coloquio que mantuvo Sánchez Dragó con Vargas Llosa El encuentro entre el premio Nobel de Literatura, Mario Vargas Llosa, y el escritor, Fernando Sánchez Dragó, ha puesto fin con gran brillantez a la inauguración del “Espacio Arte y Cultura”. “Conversación en la catedral del toreo”, título que daba nombre a esta cita, ha sido mucho más que un diálogo, un alegato claro de exaltación de la Tauromaquia. Vargas Llosa respondió a las preguntas de Dragó, también en calidad de director cultural del proyecto “Espacio Arte y Cultura”, e hizo un recorrido de su afición taurina que germinó muy pronto tras asistir a su primer festejo cuando contaba con nueve años del todavía guarda “un vivísimo recuerdo”. Después confesó: “He llevado a mis hijos cuando eran pequeños a los toros y ninguno me ha salido cruel”. El escritor peruano añadió que los aficionados a los toros no deben tener ningún complejo porque les guste este espectáculo y solicitó tener la misma libertad para estar a favor como en contra. Los momentos sin duda más brillantes de esta hora y media de diálogo fueron cuando Vargas Llosa precisó que “el toro bravo es una creación del hombre, es un privilegiado tratado con amor y cariño”. Por su parte no eludió hablar de la prohibición de los toros en Cataluña calificándola como una decisión que se atiene a “razones políticas” más que a razones de otro tipo. Mario Vargas Llosa recordó la Cataluña con “vocación de una modernidad extraordinaria, nada provinciana” que se miraba en el resto del “mundo” algo que ahora no es así. Vaticinó que el nacionalismo que ha abolido de los toros en Cataluña terminará desapareciendo y los toros regresarán antes o después ya que hay grandes aficionados allí. Finalmente explicó su visión como creador de lo que es presenciar un espectáculo taurino: “La plaza entra en una especie de trance y es muy conmovedor” ver como de repente todo eso “se convierte en un rito que tiene algo de religión”. “Los toros –prosiguió- tienen algo de verdad y muerte y nos lo va mostrando a través de las formas”. Y concluyó al responder a la pregunta de Sánchez Dragó de si el escritor como el torero se pone de frente ante el papel que guardando las distancias de una disciplina con la otra, el escritor “en un momento dado se juega el todo por el todo”. Foto: Muriel Feiner
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