Una auténtica becerrada fue lo que se lidió en la Plaza México en la supuesta confirmación de alternativa de Pedro Gutiérrez Lorenzo El Capea, lo único que sucedió es que el joven volvió a ser novillero al lidiar unos pequeños animalitos faltos de presencia. Casualmente el lote del joven Capea, primero y sexto, fueron devueltos ante la protesta del público por la falta de trapío. Los Capeas vinieron a la México a despachar chivitos escogidos pretendiendo tomarle el pelo a una afición que merece respeto. Quinta corrida de Temporada Grande en la Plaza México. Tarde agradable con unos 8 mil espectadores. Un toro de Garfias para rejones, chico, descastado y 5 de Teófilo Gómez chicos, descastados y débiles. Uno de Vistahermosa chico y complicado. Rodrigo Santos, silencio; Pedro Gutiérrez Moya El Niño de la Capea; saludos y silencio; Miguel Espinosa Armillita, saludos y saludos; Pedro Gutiérrez Lorenzo El Capea, saludos y silencio. Miguel Espinosa Armillita fue el mejor librado del festejo. Con el primero de su lote realizó una faena de clase con mucho reposo con muletazos por ambos lados profundos que calaron hondo. Mal con la espada por lo que sólo escuchó una fuerte ovación en el tercio. A su segundo le sacó los pocos muletazos que tenía, la extrema debilidad le hacía perder las manos constantemente. Falló con el acero saludando en el tercio nuevamente. A Pedro Gutiérrez Lorenzo El Capea le devolvieron el animalito que en principio serviría para confirmar, en su lugar salió otro pequeñín, con el que tuvo algunos momentos buenos por pitón derecho, pero no terminó de redondear una faena que pudo haber sido cumbre. Después de cinco pinchazos y un descabello el público lo sacó a saludar en el tercio inexplicablemente. Al que cerró Plaza, un reserva de Vistahermosa que no estaba reseñado, ya que correspondía un sobrero de Garfias que aún no sé por qué no fue lidiado, no lo quiso ver. El Niño de la Capea fue recibido cariñosamente por la afición, pero el torero no le correspondió con su labor en el ruedo. En su primero, un becerro inofensivo, tuvo detalles y nada más. Escuchó un aviso después de varios descabellos y el público con demasiada benevolencia le sacó al tercio. En el segundo de su lote, anduvo con muchas precauciones y se tiró a matar pronto. Su labor fue silenciada. El rejoneador Rodrigo Santos pasó desapercibido. Sus cabalgaduras fueron alcanzadas en varias ocasiones. Lo mejor de su discreta actuación fue una rosa. El rejón de muerte cayó muy contrario, prácticamente en el costillar. Apenado, Rodrigo se tapó rápidamente para escuchar silencio. Al inicio del festejo se le entregó una placa a la familia de Aurelio Pérez Villamelón. El Capea confirmó con Amigo, No. 137 con 500 Kg. de Teófilo Gómez. El monosabio Juan Sigler sufrió una herida en el labio de 2 cm., y otra en la ceja de 3 cm., con la pérdida de varias piezas dentales al volar el estoque de descabello del Niño de la Capea.
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