Ante una entrada que casi llega al medio aforo, se lidiaron novillos: uno de Mar de Nubes para rejones que fue bueno. Y seis de La Muralla: uno muy bueno, tres manejables, dos complicados. De regalo uno de Barralva, superior tuvo los honres de la vuelta al ruedo. La rejoneadora Mónica Serrano, palmas. Hilda Tenorio, se resintió de su rodilla y ya no pudo continuar la lidia de su primero. José Mauricio, una oreja (en el que toreó por Tenorio); dos orejas; y saludó en el tercio. Salió a hombros. Octavio García “El Payo”, ovación; silencio (en el que toreó por Tenorio); palmas; y ovación en el de regalo.

Abrió plaza Mónica Serrano vestida a la usanza portuguesa y montada en un precioso tordillo para lidiar a un novillo bien presentado de la ganadería de Mar de Nubes. Después de colocar tres rejones de castigo con más exposición que certeza, cambia de cabalgadura y coloca cuatro banderillas con lucimiento. Un rejón de muerte de mala colocación es su rúbrica.

Hilda Tenorio, esperada por la afición, se resintió de la lesión en la rodilla derecha sufrida en la Plaza México hace 10 dìas; desde el primer lance de recibo acusó el problema, mismo que se hizo patente apenas comenzaba su faena de muleta. Luego de una voltereta fue llevada a la enfermería para ser evaluada por el propio doctor Vázquez Ballod, quien anunció que la novillera se encontraba impedida para continuar la lidia de los astados de su lote.

La lidia fue continuada por José Mauricio. En cuanto tomó la muleta en sus manos se apreció la voluntad y gusto por estar delante de la cara de los toros. Ante un novillo que derrotaba a la mitad del pase, el torero fue capaz de estar en la distancia justa y tirar de él para instrumentar una faena corta pero variada y con mucha repercusión en el tendido.

Después de doblarse adecuadamente con el novillo, cobró una estocada en buen sitio y motiva la petición mayoritaria de una oreja que se concede.

José Mauricio, al segundo de la lidia ordinaria, lo recibió con verónicas de clase, lentitud, largueza y mando. A éste torero le gusta mucho torear a los toros, se recrea en los pases cambiados de mano y en el trazo mandón del trincherazo.

Por el lado izquierdo toreó hasta en dos series de naturales lentos y en redondo rematados por sendos pases de pecho tomando al toro desde adelante y llevándole en un trazo lento, firme, largo y natural hasta despedirlo.

Después de cinco pases de aliño con una rodilla en tierra, serios y con mando, consigue una estocada en buen sitio que hace que el buen novillo de La Muralla ruede sin puntilla para cortar otras dos orejas.

Con el quinto, tres verónicas de excelente ejecución, y ante las complicaciones del astado, ejecuta una serie por la derecha y dos con la izquierda de verdadera clase y mando. Termina con dos pinchazos, media y varios golpes de descabello para ser ovacionado en los medios.

El torero de la tierra, Octavio García “El Payo” no tuvo a la suerte de su lado ésta tarde. En primer término le correspondió un novillo que se queda corto desde el principio y “El Payo”, después de colocar banderillas con lucimiento, estructura una faena corta con muletazo lucidos por derecha e izquierda con exposición y aguante que sin embargo no acaba por redondear.

En el que lidia en lugar de Hilda Tenorio, de embestida incierta en el primer tercio, lo recibe con una larga cambiada de rodillas, para dejar dos verónicas y una media de muy buen gusto. El novillo se aplomó desde el inicio del último tercio y el torero, que no ve claro el camino, decide tirarse a matar sin intentar mayores hazañas.

En su tercer utrero, segundo de su lote, no consigue acomodarse con el capote pero alcanza el lucimiento en un tercio brillante de banderillas. Después de anunciar un novillo de regalo, busca sin encontrar la distancia adecuada y abrevia para finalizar de pinchazo, estocada, media y descabello.

El de regalo se llamó “Tocayo”, de la ganadería de Barralva. Un verdadero “dije”. Fino, bien puesto, de excelentes hechuras, que apenas saltó al redondel demostró una clase, bravura y fijeza excepcionales, valores que confirmó en el tercio de varas, dando al caballo una pelea extraordinaria.

José Mauricio y “El Payo” se lucieron en quites y éste último en banderillas.

Con la muleta el torero no encontró la distancia justa para aprovechar a cabalidad la bravura y nobleza de un novillo que exigía un trazo largo, mando y claridad de ideas. Consigue muletazos de emoción que llegan mucho al público que quizá esperaba más altura de una faena que no termina por romper. Finaliza su actuación matando con desaciertos.

El bravo, noble y emocionante novillo “Tocayo” recibe el reconocimiento de una vuelta al ruedo merecida en sobra.