Fue Caramelo de 515 quien mereció Uriel Moreno, cortarle el rabo ante un lleno hasta la bandera, pero ante una inexplicable actitud del juez de plaza se lo negó, dándole dos orejas, lo que lo hizo triunfar en el coso poblano. El torero tlaxcalteca, mostró su entrega y su profesionalismo, ante el respetable que puso de pie en más de una ocasión y El Relicario (nombre de la plaza de Puebla) vibró ante la actuación del joven diestro que salió en hombros por la puerta grande con dos orejas en la espuerta. Pablo Hermoso de Mendoza, que era el principal motivo de la cita de la afición poblana toreó a Billetero y Camotito, pero los toros no se prestaron a que el ibérico luciera a su máximo. Mostrando su alegría y su toreo de frente, el rejoneador emocionó al respetable en más de una ocasión, demostrando su compromiso como figura del toreo, y por parte de la afición el cariño que le tiene al torero. Fue fuertemente ovacionado en sus ambos astados dando la vuelta en el segundo. El que pasó desapercibido fue el matador Jorge Gutiérrez que ante toros de Puerta Grande que se vinieron abajo en general, inspiró palmas en sus ambos bovinos. Una tarde llena de emociones, en las que la afición poblana mostró su evolución en la percepción de lo que pasa en el ruedo. Pablo Hermoso de Mendoza, ovación; y vuelta Jorge Gutiérrez, palmas en ambos Uriel Moreno, palmas; y dos orejas |