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Con tres cuartos de plaza se lidiaron toros de José Luis Marca, correctos aunque desigualmente presentados y complicados excepto el 3º, con gran pitón izquierdo, ovacionado en el arrastre. Bueno el 5º. El 6º, muy escobillado, sospechoso de manipulación. 1º y 2º pitados tras su muerte. Manuel Amador, silencio y pitos Pedro Gutiérrez Lorenzo "El Capea", silencio y silencio tras aviso Andrés Palacios, oreja y ovación tras aviso. Andrés Palacios, torero de Albacete, se presentaba hoy como matador de toros en la plaza de toros de su ciudad. Pero no sólo se conformó con presentarse. Además, convenció. Palacios dejó las señas de torero serio, de cuajo, con las ideas claras y capaz de andar solvente delante de toros con distintas cualidades. Tuvo la fortuna de que le cayera en suerte el toro más claro de la tarde, que tuvo un gran pitón izquierdo. Por ahí, el joven matador de toros recetó dos tandas compuestas sólo por tres pases, con los correspondientes de pecho. El toro, de gran calidad, no aguantaba más porque tuvo la mala suerte de dar dos vueltas de campana de gran quebranto. No obstante acabó por recuperarse y por brindar tandas de enjundia al torero de Albacete. Falta le hacía. No fue un toro con buen comportamiento en el caballo, pues recibió solo un leve puyazo. Bueno, en realidad sólo el cuarto y el segundo se picaron en toda regla. Pero la verdad es que no necesitó más castigo porque el animal dio dos volteretas a cuál más fuerte. Quebrantado, se creció en banderillas y gustó en la muleta, a pesar de que la faena, por cuestiones del mimbre, no pudiera durar una eternidad. Lo justo para dar dos tandas por el lado izquierdo y otra antes por el derecho, motivo por el que el público se rindió con fuertes rugidos a la voz de olé. Palacios dio tiempo y espacios al animal, detalle en el que radicó el mayor acierto del torero. ¡Sitio!, decían desde el callejón. Lógico. Al final, el toro acusó sus interpretaciones acrobáticas -lo digo por las volteretas- y todo fue concluyendo no sin que Palacios dejara clara su gran dimensión de torero dominador de una situación compleja por la vertiente del arte. Palacios puntúa. Con su segundo, un castaño cornidelantero que se escobilló de muy fea manera al derrotar en los burladeros, anduvo muy serio y decidido, sobre todo tragando y aguantando una enormidad. El animal, que acabó con el caballo en los medios en el primer tercio, resultó mirón y bien enteradito de lo que pasaba. A la mínima de cambio obsequiaba al torero con un gañafonazo, evidencia de las carencias del ejemplar. Acabó con manoletinas de final de faena, tras lo cuál dio un mitin a descabellos que es mejor no comentar. Y sí hay que comentar el capote de Palacios pues, a pesar de no emplearse en quites, veroniqueó con gusto a sus dos oponentes en ambos recibos. Y lo de Amador hoy en Albacete rompe con la línea positiva de su temporada. En su primero no tuvo opción de lucimiento delante de un toro manso que iba al pecho. Sin abrir la boca, un auténtico regalito, no dio más que quebraderos de cabeza al gitano albaceteño. Por lo visto después, el comportamiento de éste influyó negativamente en el ánimo del torero pues frente a su segundo fue pitado al no acoplarse en ningún momento. El animal, deslucido, no llamó la atención del torero que cogió la opción más fácil: no poner toda la carne en el asador y no calentarse la cabeza. A Amador se le antojó mucha montaña que remontar. Luego, con la espada, como con su primero, un quinario. Defraudó “El Capea” en Albacete ya que en su primer turno se le vio sin emplearse y en su segundo demostró todo su verdor pues no supo por donde cortar ni empalmar faena. Con su primer toro, entre palmas de tango del sector aficionado, pasó por ambos pitones a su oponte sin alma ni ganas de dar importancia al asunto. Al final pareció poner más interés en las cercanías, próximo a los pitones de un sosaco y desrrazado de Marca. En el quinto toro, un negro acapachado que repetía con trasmisión en base a su genio, el de Salamanca no supo encontrar el sitio ni, en ocasiones, cruzarse. Cierto es que al burel le costó arrancar pero cuando lo hacía aguantaba varios muletazos vibrantes que el matador recetó sólo en vagas ocasiones, motivo por el que todo cuanto hizo “Capeíta” en la faena fue medido con división de opiniones. Al “Capea” le faltan varios años de novillero. Y nada de división de opiniones con Palacios. Unanimidad total del público, que supo valorar con nota las consecuciones del joven matador de toros. Si Palacios, con dos días como matador de toros, se comporta así, en unas temporadas va a callar más de una boca. De esta forma se perfila como un posible sustituto de toreros convalecientes para esta Feria. |
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