La segunda corrida de feria que tantas expectativas había levantado por el cartel que, inicialmente contaba con El Fandi, quién por motivos conocidos no pudo estar presente en la cita quiteña, siendo reemplazado en esta, su primera tarde; por Miguel Ángel Perera, con Uceda Leal y el Maestro César Rincón. Fue una corrida, en líneas generales, mediocre, en la que apenas, si se pudo ver algo en cada torero, habiendo corrido con las mejores faenas, Uceda Leal y más tarde Perera en el sexto. El ganado salvo un toro, perteneció al Hierro de Mirafuente. Uceda Leal y Perera confirmaban alternativa en la plaza Quito por lo que el orden de la lidia se plegó a estas circunstancias. El primero de la tarde fue “Salamero” de 452 kilos, negro, bien presentado, de buenas hechuras y le correspondió a Uceda Leal quién lo recibió con verónicas cadenciosas y de buena factura, rematando con una preciosa media. En varas el animal se defendió, sonó mucho el estribo, levanta las manos, no muestra codicia ni empuja. Las banderillas colocadas por subalternos ecuatorianos fueron desastrosas, recibiendo sonoros pitos del público. Inició con tres buenos muletazos, templados y largos, bajando mucho la mano, embebiendo al toro en el trapo y prolongando los muletazos. Inmediatamente pasa a naturales y da dos tandas artísticas, sobrias, ligadas. Cuando llega a la tercera tanda, el público está totalmente volcado con él, vuelve a la mano derecha pero el toro tiende a volcarse hacia los adentros y se aploma, tras dos ayudados por alto de mucha clase y un pase de pecho entra a matar con una buena estocada y recibe una oreja. El segundo del lote de Uceda Leal fue totalmente otro toro, con 595 kilos de peso y llamado “Fantástico”, por su presentación daba para esperar más de lo que dio, pero en el capote apenas si se prestó para uno que otro lance aislado, en varas se raja hasta dos veces aguanta la tercera puya. Lo único rescatable de esta segunda faena de Uceda Leal fueron los preciosos trincherazos con los que inició su faena de muleta, luego fue una colección de muletazos sin ligazón, no hubo acoplamiento y con el toro rajado a tablas tras dos pinchazos hondos y un pulmonazo, terminó su faena. César Rincón no pudo hacer mayor cosa con el lote que le tocó en suerte, su primero de la tarde de 523 kilos de preciosa estampa, fue lo único que aportó, “Lloroso” no se prestó para torearlo en ninguno de los tercios, en varas poco, en el capote menos, en la muleta prácticamente nada estocada y eso fue todo. En su segundo, “Esperado” de 492 kilos, un negro listón, escurrido de carnes y con poco que mostrar por detrás, logró darle un par de bonitas verónicas. En varas el animal humilla, empuja, dejando esperanzas de que pudiera romper en la muleta. Pero ya con la muleta el animal se raja a tablas y Rincón no le presenta una pelea seria lo que le acarrea que el público se meta con él. Puede ser que parte de la evidente frustración de Rincón se debiera a que estaba toreando toros de su ganadería, puesto que ha comprado Mirafuente, recientemente. En definitiva más de lo anterior, muletazos sin ligazón, sin estructura, una estocada defectuosa y ahí terminó la presencia de César Rincón en el ciclo quiteño. Miguel Ángel Perera no corrió con suerte en su primero que, perteneció al hierro de Santa Rosa, pesó 480 kilos, se llamó “Cantinero” y fue, sin duda; lo peor que saltó en la tarde de hoy en el albero quiteño. Poco, muy poco pudimos ver de Perera en todos los tercios de la lidia porque el animal era, francamente imposible, abanto, poco fijo, El sexto de la tarde permitió ver un poco más de Perera que venía con buenos auspicios por sus actuaciones en la temporada española. Perteneció a Mirafuente, se llamó “Engalanado”, pesó 575 kilos. Un castaño chorreado, listón, ojo de perdiz, de preciosa estampa, el más bonito de presentación de la tarde. Miguel Ángel Perera se gozó en el capote con verónicas que levantaron clamor en los tendidos. Por primera vez en la tarde el animal fue realmente bravo en varas, empujando y humillando. Inició su faena de muleta en el centro del ruedo, con tres preciosos muletazos cambiados por detrás que, levantan al músico y suena la música. Al iniciar la segunda tanda de derechazos resulta desmuletado, el toro empieza a venirse a menos, Perera necesita templar y aguantar en cada muletazo. Luego de dos pinchazos termina con su toro y con la tarde. |