La corrida de Victoriano del Río y Toros de Cortés el (6º), todo del mismo propietario, ha lucido una presencia irregular: pasó del bien armado primero, al segundo de poco cuajo; del terciado tercero a los chicos y anovillados cuarto y quinto para rematar con un feo sexto. El comportamiento ha sido raro, ¡raro! ¡raro! ¡raro! Diría el doctor Iglesias que en paz descanse.

El primero en saltar al ruedo fue Exclusivo, bien hecho y remangado de pitones. Que a la vez que repite sale distraído del trance. Renquea de atrás -en otra época hubieran dicho que le habían dejado caer sacos terreros-, no tenía riñones. Protestó en el caballo y le midieron. Fue fácil en banderillas. Sorprende en el inicio de la faena de muleta embistiendo con codicia. Se muestra áspero por el diestro y cabecea por el zurdo. Era genio, pasó del picante a la sosería, el punto intermedio hubiera sido el ideal; sobre todo, para Juan Mora.

El segundo fue Supervisor, negro bragao y meano. Protestado de salida al lucir poco cuajo y feas hechuras: cuello corto y lomo recto. Aunque bien armado. También renquea de atrás –más sacos terreros-, se muestra noble en el saludo. Entre dudas cumple en varas. Es bueno en la brega y sencillo para parear. Embiste encastado por ambos en el inicio, y es pronto y repetidor por el diestro. Por el zurdo no lo ve Morante, ni nosotros claro. Supervisor sacó casta y fue bravo en el último tercio.

El terciado Barbazul ¿habría bebido también?

A Barbazul respondía el tercero, se tambaleaba cual bucanero ebrio. Le cuidaron en las dos entradas y se desoyeron las justas protestas. Siguió descompuesto en banderillas y así tuvo que darle lidia el Juli en la muleta. Barbazul embestía en arreones sin control, violento y desbocado; alocado en momentos y digno de lástima en casi todo el trasteo. Es la primera vez en mi vida que veo una lidia de estas caracteristicas; y, deseo que sea la última. No se puede lidiar un toro descoordinado de principio a fin del trasteo. En algún artículo del Reglamento dice algo relativo a que el toro debe ser apto para la lidia, a quien corresponda, busque y repase. Era cruel si se es sensible al toro.

En la segunda parte de la corrida bajó el trapío y la bravura...

Alabardero fue el cuarto, castaño albardado. Le protestan... Observamos: poco ofensivo, silleto, largo cuello y anovillado de semblante... De acuerdo con la protesta. Se muestra abanto y busca tablas. Sin entrega pasa por la capa de Juan Mora y sale distraído. Hizo un buen tercio de varas: en la primera entrada derribó, y en la segunda, metió riñones y levantó a pulso al jamelgo que en estos tiempos no son flacos. Fue franco en los quites de Mora y Morante, pero no humilló. En la muleta repite con genio al principio y despierta interés. Pareció y no fue; anduvo tras el engaño hasta que Mora le obligó por bajo y cantó la gallina. Fue manso de poco lucimiento, ido a menos y rajado a tablas al final.

El quinto nos pareció el más pequeñajo de la tarde. Contento –el toro de nombre- lucía capa negra salpicada, casi burraco, anovillado y falto de trapío. Salió huido y se dio sus paseos, buscó Alcalá, pero... la plaza es redonda. Esto de los toros no lo inventó un tonto. También flojea y le cuidan en varas. En banderillas se tapó echando la cara arriba y se dolió... manseó. Sacó algo de casta en la muleta de Morante, fue áspero por el derecho; por el izquierdo tampoco le vimos demasiado... como la vara de ayer: Nada por aquí, nada por allí... Magia. Nos pareció mejor por el zurdo. Pero la tarde era rara.

Todas nuestras esperanzas estaban depositadas en Fabuchero, que era bizco del derecho, cuesta arriba y feo en conjunto. Flojeó de salida y le hicieron una suerte de varas de pueblo, nada que ver con la que merece la Villa y Corte. No la relato... El que inventó el toreo –que pudo ser el mismo de los sacos- no debía ser un tonto, los aficionados tampoco lo son. En banderillas es noble y pronto y a la muleta llega lelo. Es repetidor, templado, pero muestra poco fondo de casta y decide cortar el trasteo poniéndose aburrido y sin continuidad.

Terminó la corrida de la Beneficencia, que a la postre no ha beneficiado en nada a la fiesta de los Toros.