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El encierro de Victoriano del Río ha sido un tormento. Ni uno de los cinco toros se ha dejado ver. A ninguno hemos sentido. Por ninguno lloraremos. De ninguno nos acordaremos. Descastes, rajadas y caídas. Malas conductas. No se libró el que hacia sexto y era de Cortés que en un punto dijo basta.
Las malas conductas no acababan aquí. Continúan con la razón por montera.
Juan Mora da sentido a los espacios que pisa. En torero. Con sentido de la lidia, orden y mando con la muleta. Personalidad. Los desplantes toreando y la fe puesta en la profesión. A su descastado primero lo sometió hasta sacar el poquito petróleo que llevaba y gracias a portar la tizona abrevio que dio gusto. En su segundo perdió a quites con Morante pero se echó a la guerra con desparpajo y sin suerte. Luego tuvo que ver la rajada del animal tras de dejar inolvidables pases en la retina del espectador.
Morante se anunciaba en la corrida de la Beneficencia pero Morante no apareció. Su físico si pero su alma, su espíritu o su eco no se anunciaron esta tarde. Su lote era malo o muy malo pero eso no justifica que el torero deje de existir para dejar paso a la máquina. Su primero era un inválido que murió de un bajonazo y su segundo no tuvo historia pues no transmitía nada. El quite al toro de Mora no estuvo mal pero los óles desorbitadamente exagerados y fuera de lugar no dejaban ver el sol. Raro que Morante no espacie algo en una tarde, muy raro.
Así quedó la estocada en el terciado toro: muy baja y haciendo guardía El Juli se presentaba en el circuito de Las Ventas con el número uno a la espalda. El coche era una chapuza y estaba mal presentado pero fue coger el volante y ¡Fiuun! por aquí ¡Fiuun! por allí. A toda pastilla pasaba por todos los lados ¡Fiuun! ¡Fiuun! Qué velocidad! ¡Qué valiente! ¡Fiuun! Qué vergüenza. En Madrid y dando este ejemplo. Mató desesperadamente mal no sólo por el desagradable julipié sino porque la estocada hacia guardia. Su segundo dijo basta y menos mal.
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