Decían en el 7 que por fin, el último día, hemos podido ver una corrida de toros-toros, de verdad, es decir, lo que debería haber sido la feria de San Isidro todas las tardes. Don Fernando Cuadri ha desnudado a los taurinos, a la empresa y a los seudoperiodistas mentirosos (ésos que escriben al dictado de los que les dan de mamar). Porque hoy hubo no medio-toros sino toros hondos, cuajados, serios (con “cara de hombre”, no “de niño” como los que torean la mayoría de figuras y aspirantes a serlo en el futuro del toreo moderno en casi todas las plazas), de imponente aspecto, de los que dan pánico no sólo abajo, en el ruedo, sino también en los tendidos. Unos mansos, otros menos, alguno bravucón, otro marcando su terreno, unos más parados y otros menos, pero todos con casta, de los que en cuanto te equivocas van a por tí, toros de lidia en definitiva. Varios han tomado tres varas, han romaneado casi todos y ha habido bastantes tumbos, pero tumbos de verdad, porque los picadores eran incapaces de pararles, como debería ser. Y ha habido tercios de varas. En resumen, para los del 7, la corrida de la feria (mejor aún que la de Escolar). Y ubicada al final para que los orejeros ignorantes y las “figuritas” se hayan ido de “najas”, haciendo a los torillos que se traen bajo el brazo sus habituales “monerías” sin que podamos comparar con lo visto hoy, todo verdad, todo auténtico. Pero esas “figuritas” seguirán haciendo “cucamonas” el resto de la temporada en esas plazas pobladas por ignorantes, engañados por el “sindicato del crimen” que domina y maneja a su antojo la fiesta. Pues con algo así, con una corrida así, es con lo que deberían demostrar las figuras que lo son. Pero creemos que no podrían ¿O sí? O a lo mejor los escalafones daban un vuelco espectacular. Por supuesto, es imposible torear corridas así todos los días, porque no hay humano que lo resista. Terminan reventados. Claro que los aficionados nunca hemos considerado a los verdaderos toreros como simples humanos sino algo más.

Hoy se pudo ver toros y suerte de varas

Con estos toros, además, quedaron retratados los tres toreros. Aquí si que no hay forma de taparse y escurrir el bulto mintiendo con el toreo moderno. O te pones o te ponen. El Fundi, un veterano curtido en mil batallas similares, nos mostró que tras la importante lesión que tuvo, cuando se cayó del caballo hace tiempo, ya no es el mismo. Y como veterano nos quiso esconder sus dos toros, para que no pudiésemos ver realmente cómo eran. Su primero, no obstante, siempre esperándole y desarrollando sentido tras cada cite, nos mostró a un Fundi que no supo cómo meterle mano. Y a su segundo lo intentó matar en varas, con tres entradas, pero ni con esas. El animal llegó al último tercio con poder y el diestro no quiso ni verlo, dejándole la muleta en la cara para que derrotara en ella y hacernos así creer que era imposible. Parecido a lo que hacía Curro Romero cuando no le gustaba un toro. Y mató a ambos fatal. Es decir, con uno no pudo y con el otro no quiso. Una actuación lamentable. Y aunque por anunciarse con esta corrida no seré yo quien le flagele, hay que reconocer que dio la impresión de no estar ya para estos trotes.

Iván Fandiño parece que, tras la caída de El Cid, se ha convertido en el nuevo “protegido” de la afición venteña. Sin embargo, con los dos toros de hoy, mostró que aún le falta bastante para ser ese ídolo que algunos están buscando. Me refiero a ciertos aduladores interesados. Su primero había mostrado claramente sus querencias y marcado su territorio en los dos primeros tercios. No quería los adentros y Fandiño le planteó la faena entre las rayas, en vez de sacárselo a los medios. Pero es que siempre que le citaba hacia las tablas el toro se resistía y tardeaba, mientras que cuando lo hacía hacia fuera el toro se comía al torero, que bastante tuvo con aguantarle con gran valor pero pasando las de Caín. Ahí mostró que aún estaba verde de técnica para ganarle la batalla. Era una lucha épica y o no quiso o no supo dar el paso adelante. Ese paso que puede consagrar a un torero o mandarle al hule. Pero es que el quinto (para los del 7 posiblemente sea el toro de la feria) estuvo embistiendo con gran fiereza y transmisión por ambos pitones y en todos los terrenos. Era un toro de dos orejas. Y amigos, cuando te sale un toro así en Las Ventas o te coge preparado o pierdes el tren de la gloria, sin saber cuándo pasará el siguiente. Les ha pasado a muchos. Y aunque le plantó cara valientemente, nunca llegó a cogerle ni la distancia ni el temple y en muchos de los lances, al no jugar la muñeca adecuadamente en el remate, el toro le punteaba la muleta, desluciendo su labor. Eso sí, a los dos los mató con su cañón, dos tremendas estocadas en las que se volcó sobre el morrillo, quedando a merced de ambos, al no darles salida y quedarse entre los pitones ni jugar la mano izquierda para vaciar la embestida. Ambos toros hoy le perdonaron la vida, pero debe aprender a evitar ese riesgo. Y no con el “julipié”, por favor. Tras las dos emotivas estocadas hubo sendas peticiones, dando la vuelta al ruedo en su primero y otra vuelta en su segundo, pero esta vez con la oreja del excelente “cuadri” en la mano. Si sigue progresando y le respetan los toros, con esta valentía y ganas que demuestra, puede llegar a ser una verdadera figura y mandar a muchos a casa a descansar, ya que se enfrenta a toros-toros de los que piden el carné. Pero no nos equivoquemos. Aún está verde. Y muchos del 7 movían el dedo índice lateralmente, negando, las dos veces que pasó por debajo de nuestro tendido.

Cerraba la terna Alberto Aguilar, que sorteó dos “cuadris” más puestos en tauromaquia que él. Y lo pasó muy mal, pues estuvo casi siempre a merced de ambos. Valentísimo, decidido pero, según comprobaba que sus conocimientos técnicos eran escasos para resolver problemas tan complicados, fue perdiendo ánimo. Con tales “prendas” y tras las volteretas sufridas, bastante suerte tuvo en salir por su pie de la plaza. Y no seremos los del 7 los que le critiquemos. A muchos otros querríamos ver con estos toros.

Al final del festejo, alguien llamó por teléfono a algún familiar que lo veía por la TV y nos dijo que los dos “listos” de los micrófonos habían comentado que había sido una corrida dura. Pero ¿qué otra cosa debería ser una corrida de toros en Las Ventas, en plena feria de San Isidro? ¡Ah, sí!, con “medios” torillos nobles (o sea lelos) que se dejen hacer “morisquetas”. Eso es lo que quieren los taurinos. Y casi siempre lo consiguen. Por eso se cargan la fiesta, pues si no hay peligro y emoción todo es mentira. Sólo el toro-toro (como los “cuadri” de hoy) puede salvarla. Entérense bien, señores “ganaduros”, dejen de criar el medio-toro, aunque se lo pidan muchos sinvergüenzas. Gracias, don Fernando Cuadri, criador de toros de lidia, es usted un ejemplo de honradez y una demostración de que aún queda algo de vergüenza torera en este desértico panorama. Y los del 7 nos vamos a descansar cuatro días, a ver si nos recuperamos de esta “maratón”. Hasta el martes próximo, amigos.