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Otro lleno en el penúltimo festejo del ciclo madrileño, para presenciar unos toros que no valían un pimiento, ni siquiera para un mercado pueblerino.
¿Donde están señor Folque de Mendoza, los toros de su mítica ganadería?, se quedaron en la dehesa de Santarem (Portugal), ¡porque desde luego a Madrid no viajaron!; más parecía una moruchada que toros de lidia. Un encierro impresentable para una plaza de tercera no digamos para Madrid, esmirriados, sin cara, sin trapío, sin remate y para más inri, descastados, sin raza y mansos.
Llegó un momento de la soporífera y largo festejo que pensé - que escriba “Rita la cantaora”, pero el oficio obliga.
En total saltaron a la arena venteña 8 toros, cuatro del hierro titular y dos sobreros, uno de Carmen Segovia (2º bis) y otro de Aurelio Hernando (6º bis), un veragüita, precioso de lámina y capa, un jabonero, más bien albaído, con trapío, rematado, de casi perfectas hechuras, que de principio se regresó tres veces al túnel de chiqueros y al que se le pegó fuerte en varas, hasta tres, no perdón cuatro puyazos, se murió con la boca cerrada y como se dice ahora, sirvió. Aquí termina la historia de los bóvidos de hoy.
Y Ahora que digo de los espadas, poco y nada es mucho.
Bolívar con la derecha Del colombiano Luis Bolívar; siempre valentón, pero cuando no hay oponente, no hay, en algún momento y por insistir, saco algún pase aceptable, especialmente en el cuarto, matando regular, una estocada entera en los bajos al primero y cazándole le endiñó una estocada caída mortal de necesidad. Silencio en su lote, con un aviso en el abrió festejo.
Poca convicción en el sevillano toda la tarde Del sevillano Salvador Cortés; abusando del piquito, con ambas manos ante sus enemigos, perdiéndoles pasos tras cada muletazo, sin lograr remontar faena, se puso machacón en el primero de su lote e intentando hacer alguna cosa de provecho en el quinto, para justificarse, pero dada la mansedumbre de sus toros nada era posible. Con el acero, estocada entera tendida y desprendida, más dos golpes de verduguillo, al segundo y un espadazo atravesado más bien caído, fue el resultado del pasaporte a los cielos o a los infiernos, para el sobrero de Carmen y para el palha. Silencio y silencio con dos avisos.Mora en un pase de pecho Del último espada, éste madrileño, David Mora. Fue aplaudido en varios pasajes de su labor en el primero de su lote, se las traía el torito que era un regalito. Mal con el acero, un feo meti-saca y una estocada baja baja. Algo mejor estuvo en el sexto, pero no entendió al animal que de primeras metía la gaita, saliéndose suelto al segundo muletazo; fue el único de la terna que salió a saludar al tercio.
Incidencias: En el palco Real, la Infanta Elena. Al dios Eolo le dio por soplar con fuerzas toda la anodina tarde, muchos de los asistentes se marcharon a casita a la muerte del quinto toro, bueno, eso de toro vamos a dejarlo.
Una vez más, ese hombre de plata, Domingo Navarro, oportuno en todos los quites Una vez más el ángel de la guarda llamado Domingo Navarro a las ordenes de Bolívar, acertado en los quites y Juan José Domínguez sobresalió con los avivadores ante el segundo toro.
Aquí termina una historia cualquiera.
Mañana los toros de Celestino Cuadri cerrarán la feria, esperemos que por lo menos embistan.
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