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Hoy era el último domingo de la Feria del San Isidro 2011. La plaza llena de los del abono y de los clásicos domingueros, para presenciar el décimo noveno festejo, y ¡que!, pues nada de nada, otro bodrio de corrida.
¿La culpa quién la tuvo?. Pues de entrada los toros y de salida los toreros, ni siquiera el show del segundo tercio animó a los parroquianos.
Los Samueles... ni samueles ni na. Mansos y descastados como casi toda la cabaña Don Samuel Flores envío un encierro indigno de Madrid, unos animalitos terciaditos de peso, mal rematados, descastados y sin raza, eso sí con muy respetables encornaduras que taparon la pobre presentación del hierro de “El Palomar”, los cinco a su nombre y uno con el de su Señora Madre Dª Manuela López Flores y para colmo, ése fue de retorno a los corrales por inválido, siendo sustituido por un sobrero de “Los Chospes”, manso como el resto de sus congéneres, todos pitados en el arrastre, menos el sobrero que aun no entiendo porque se le aplaudió cuando el tiro de mulillas se lo llevaron. El peso medio en la romana fue de 543 kilos.
Está visto que Juan José Padilla no entra en Madrid, motivos los hay. -Lo que natura no da, Salamanca no presta-, con el capote, nada, el show de las banderillas un desastre, con la muleta nanay y con las espadas peor aun. Antonio Ferrera, como siempre bullidor en el segundo tercio, sobresaliendo en el tercer par al quiebro en el segundo de su lote, demasiado acelerado y eléctrico con la franela ante su lote. César Jiménez, fue el único que cosechó palmas y una ovación en el tercero de la tarde, saludando desde el tercio. Finalizada la función y camino del patio de cuadrillas. Padilla abroncado, Ferrera silenciado y Jiménez aplaudido. Éste sería el resumen de un festejo más de tantos como llevamos en el presente ciclo.
Juan José Padilla.- Tras una faena anodina, sin sabor ni color por ningún lado, mató infamemente al manso primero, provocándole un abundante derrame bucal. Bronca.
En el cuarto desarmado, sin rumbo, ante un toro descompuesto de embestidas y distraído, al que despachó, saliéndose de la vertical, supongo que por la arboladura de sus pitones, de pinchazo, una casi entera pero caída. Pitos.
Antonio Ferrera.- En su primero apenas logró una fuerte ovación en el tercer par de rehiletes. Mucha disposición y voluntad derrochó con la pañosa, pero todo era inútil, no había material alguno en su oponente. Duro también era pasar ese fielato a la hora de matar, por ello un pinchazo en el primer envite, un feo meti y saca y al final una certera puñalada. Pitos.
Ferrera en un trincherazo Ante el manso sobrero de Los Chospes, estuvo mejor con los garapullos, sobresaliendo el par al quiebro y los recortes en la cara de final del tercio. Bullidor y eléctrico con la muleta, pese a las rebrincadas embestidas del cuatreño, logró sacar algún muletazo estimable, pero sin llegar a conformar una faena digna de mención. Mal con los aceros, escuchando un tararii desde el palco. Pitos.
César Jiménez.- Manso de solemnidad fue el primero de su lote. El inicio de faena tuvo cierta torería con esos doblones poderosos que enseñaron a embestir al morlaco, saliéndose a los medios, válidos los primeros pases ante el pitón derecho, mejorando en la segunda tanda con la diestra, escuchando una cerrada ovación, pero todo quedó ahí. Con la toledana, pinchazo, estocada casi entera caída y para las mulillas. Saluda.
César Jiménez cita a un 'samuel', solo destacaron éstos por las cornamentas 604 kilos dio en la balanza el último de tarde tan tediosa que dado su encaste apenas se notaba su peso, pero la verdad que al igual que sus hermanitos, dentro no tenía nada de nada; ya cantó la gallina en el tercio de varas, se dolió en banderillas, rajándose en el último tercio, feas y rebrincadas eran sus embestidas y el de Fuenlabrada (Madrid), puso voluntad tratándole de sacarle alguna utilidad en toriles, pero todo era inútil. Menos mal que abrevió con el acero. Silencio.
La mansedumbre ya no sirve ni para dar un poco de sombra Dentro de la actuación de los subalternos, sólo podemos destacar un buen puyazo de Dionisio Grilo al quinto del festejo. ¡Que corridita!
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