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Hace unos días terminábamos nuestra reseña diciendo: que los toros deben ser bravos o mansos pero encastados; y hoy, ha habido ejemplos suficientes para darnos la razón. Posiblemente esta tarde los seis toros de Alcurrucén hayan tenido un comportamiento manso, pero varios de ellos han sacado casta en la muleta y han tenido interés, sobre todo, el segundo que ha sido uno de los toros que mejor ha embestido en lo que va de feria en el último tercio. Además la corrida ha tenido buena presencia, que es la característica básica que el toro de lidia debe tener. Joselito Adame confirmaba con Escribano, negro chorreado, bonito de hechuras y serio por delante; toro cortejano de aceptable presencia. No se entrega y blandea en el recibo además de huir de los caballos. Se atempera en el quite y va obediente tras una larga; le dura poco la templanza y se descompone en banderillas. En la muleta no mantuvo una actitud fija: embistió claro en los inicios por el derecho; por el izquierdo, sacó genio. Siempre fue mejor y más templado por el diestro. Aunque había manseado en los dos primeros tercios, tuvo embestidas vibrantes en este último tercio. Su segundo cerraba plaza, respondía a Guitarra, era negro tostao -me niego a llamarle tostado- y listón. Era más feote que sus hermanos, basto y montado. Un frenazo y huida de protocolo por parte del de Alcurrucén. En varas puntea y echa la cara arriba y termina suelto del tercio. En banderillas se apenca en tablas y elige terrenos; luego espera. Fue manso descastado en la muleta al que le costó entregarse: dudó y se freno durante el trasteo y fue reservón. Sebastián Castella despenó primero a Arrestado, que lucía bella lámina: silleto, descubierto de penca, bien armado, engatillado y estrecho de sienes. Se frenó en los primeros lances. Le costaba ir al caballo y presto se sacudía de él. Se duele en banderillas. Había manseado en los dos primeros tercios, pero sacó casta en la muleta y es unos de los candidatos a mejor expresión en este tercio. Tres tandas a más por el lado derecho llegaban al tendido. Su embestida era de ensueño: por bajo y haciendo el avión; largos los viajes y de viva repetición. Por el zurdo más templado pero sin perder el interés, también largo y repitiendo. En los finales de faena otra vez se vino arriba por el derecho. Fue buen toro en la muleta. Su segundo, cuarto de la tarde, también tuvo interés en el último tercio. Respondía a Esmerado, era negro bragao y listón, silleto, degollado -mejor sería degollao- y bien armado. Se comporta extraño de salida: no pasa y arrea con fuerza. Mansea en varas y se pica poco (sangra mucho). A mi lado decía un aficionado: Hay que llevarlo a Barraquer... Otro, Después de picar se suelen arreglar... Los dos llevaban razón, pero lo más razonable en este caso era el argumento del segundo. Pero no se arregló. Corta y busca el bulto en banderillas. En la muleta tuvo interés -no fue fácil- repetía claro, encastado y humillado a derechas. Tardeó más por el izquierdo aunque también, cuando se le provocaba, repetía. Este fue el tercero de la tarde Perera lidió a Deseado, cinqueño recién cumplido, aunque bastote y pobre de cara, tenía buena presencia en conjunto. La salida de Deseado fue fría, no se entregó en la capa y salió con la cara por las nubes. Fue a relance y peleó con el izquierdo; punteó en la segunda entrada y el castigo fue pobre. Había apretado para dentro en banderillas y en la muleta redunda lo hecho en el capote: repite sin entrega y saca la cara alta. Por el diestro su embestida fue cada vez más deslucida y al zurdo llegó casi parado. Terminó arreando seco por su falta de bravura. Se acababa la tarde y salieron dos velas remangadas por chiqueros y después el toro... Afanosito de nombre, un serio galán. Que tardeó y dudó en la capa como casi todos sus hermanos. Que no se entregó en varas y huyó. Que en banderillas espera y que en el quite anterior de Adame se había agarrado al suelo. Poco se podía esperar en el último tercio. Aunque se muestra noble e incluso templado es sosote –el toro, que es a quien juzgo- y distraído al salir del engaño. Se raja y, a la postre, demuestra que no tenía nada más que pitones.
La tarde, aunque a menos, gracias a la casta, nadie se ha aburrido y quedó justificada. Observación: los toros en Madrid, en general, están saliendo más frescos de toriles que en Sevilla. A mí me lo parece. |
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