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En el décimo quinto festejo del ferial, retornaron las señoras con sus modelitos de grandes diseñadores, los elegantes señores del clavel y el resto de los aficionados, los de antes y los de ahora, llenando todas las dependencia del coso de la calle de Alcalá, otro día de no hay entradas, no cabía un alfiler, la gente hasta en las gradas de acceso, una marabunta en los pasillos y no era para menos; volvía a Las Ventas el maestro Juan Mora, máximo triunfador de la pasada temporada madrileña. José María Manzanares en su tercera comparecencia en éste ciclo y de momento el triunfador de San Isidro 2011, completaba el cartel, el niño de “Armani” Cayetano, ídolo de las jovencitas y maduritas. El pero… los toros a lidiarse. Fue rechazada la corrida anunciada de Román Sorando, ¿Por qué sería?, ¡habría que preguntarles a los señores veterinarios de turno!, así que fue sustituida por un encierro del hierro de “El Torreón” propiedad de otro maestro, César Rincón, que tampoco se lidió completa ya que el segundo fue de retorno a los corrales por sus nulas fuerzas, teniendo que salir el primer sobrero de Carmen Segovia. Todos los cuatreños, tanto los de El Torreón, como el sobrero, de muy buena presencia, rematados, bien armados de pitones, serios, hondos y con cuajo, pero manseando, complicados y sin fondo alguno, especialmente el sexto que fue un auténtico marrajo. El peso medio en la romana 544 kilos. Tan deslucido encierro, pocas opciones dio para que los tres coletas pudiesen triunfar. De Juan Mora sólo vimos pinceladas de torería, tanto con el percal como con el trapo rojo. Manzanares, con donosura y elegancia, pero sin poder llegar a los tendidos, eso si contundente con los aceros y a Cayetano le pesaron sus dos toros; hoy las elegantes damas y los del clavel se fueron cariacontecidos. A Juan Mora, la afición venteña lo recibió con una ovación de lujo tras deshacerse el paseíllo, obligándolo a saludar desde el tercio. Con su primero estuvo muy bien con el capote en tres verónicas de elegante corte. Pero ya con la franela tras doblarse toreramente el cuatreño se le acostaba por ambos pitones, sin humillar, siempre con la cara alta y punteando el engaño, pese a su empeño, nada fue posible. Lo pasaportó de una estocada entera con habilidad y algo traserilla pero mortal de necesidad. Silencio Bello pase, bella estampa de la actuación de Juan Mora Por delantales armoniosos saludó al segundo de su lote. Pases por bajo con torería fue el inicio de faena y se escucharon los primeros olés de la tarde, siguen con la zurda, naturales de muy buena factura, tres redondos diestros uno de ellos largo y rematado detrás de la cadera, cerrando tanda con el de desprecio, sumando otros tres uno de ellos de excelente caligrafía. Culminando con estocada arriba de efecto mortal en el epicentro del ruedo, fue una pena que el morlaco tardara en caer, esfumándose el trofeo. Palmas con saludo desde el tercio.
A Manzanares, le tocó el sobrero, un toro manso, que se frenaba, complicadillo y que se paró sin remedio, siempre con la cara por las nubes, no es que estuviera mal, pero le faltó transmisión en su quehacer, siendo desarmado en un par de ocasiones, desilusionado pidió la espada de verdad, se enfrontiló y le metió el estoque hasta la gamuza en buen sitio, saliendo el toro sin puntilla. Silencio. Esta vez Manzanares no entusiasmó a sus seguidores Un toro mirón, gazapón, sin humillar, midiendo al torero fue el quinto; Manzanares puso empeño, puso valor, ganas y decisión, pero todo era inútil, no había contrincante. Había que despacharlo y lo hizo de un monumental espadazo mortal de necesidad. Silencio de los parroquianos.
Cayetano, estuvo a punto de naufragar, menos mal que en el tercero salvó los muebles; al iniciar quehacer toreando por alto con estética y alguno que otro muletazo estimable por el pitón derecho, no logrando centrarse por el contrario. Metió bien la mano a la hora de matar, dejando una estocada entera y tendida. Cayetano no se acopló a ninguno de sus oponentes, se diluyó como un azucarillo Ante el que cerró plaza ya fue la debacle, el cornúpeta se las traía, rebañando por sus dos astifinos pitones, buscando al torero, volviéndose en un palmo de terreno, no era un bicho para el toreo que suele hacer Cayetano. Lo mejor fue la decisión al entrar con el alfanje, dejando una estocada entera pero caída y no en el rincón de su abuelo. Silencio.
Hoy si destacaron más de uno de las cuadrillas. Aplaudido Juan José Trujillo en el segundo de la tarde. Bien Joselito Rus y Fernando Pérez en el tercero. Muy bien bregando Agustín Serrano y susto morrocotudo para Javier Palomeque en el cuarto. Curro Javier se desmónteró en el quinto. Por último mencionaré a José Morales “Chocolate”, picador de la cuadrilla de Manzanares, que se agarró bien en el quinto del festejo. Dice el refrán popular que “corrida de expectación, corrida de decepción”, eso hoy ha sido por culpa de los bóvidos. |
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