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Los toros de El Torreón no han tenido nada más que fachada. En general eran buenos mozos, aunque a algunos les faltaba remate estaban bien puestos de pitones, uno cosa suplía a la otra -si se dan las dos mejor- Ha sido un desfile de toros sin opciones, las pocas que han surgido las ha brindado el sobrero de Carmen Segovia. Juan Mora ha pechado primero con Celadorillo y después con Trajecito, ninguno se prestó a su toreo; el primero por incómodo y el segundo por soso e inválido. Para la fiesta mejor el primero que el segundo... Celadorillo era bonito, no aparentaba sus cinco abriles –marzos en su caso-; afeado por rabicorto. No humilló de salida, era corto de cuello. Sorprendió y derribó en varas; le castigaron poco, la primera entrada fue vana. Siguió sin descolgar en banderillas y en la muleta también lució la gaita por arriba. Llegó fresco al último tercio y repitió con celo en las primeras arrancadas. Por el derecho mide y por el zurdo busca y es incierto. Complicado. Manso, descastado y deslucido fue durante toda la lidia. Trajecito se corrió en cuarto lugar. Negro listón y bragao de reseña; bien armado pero sin remate por detrás; además se mostró encogido durante la lidia. Le cuesta tomar el capote. Se frena. Se encela en varas y toma una empujando bien, abajo y fijo. La segunda la tomaría en el caballo que hacía la puerta saliendo flojeando. No tenía riñones en banderillas, fue sencillo. Sin poder llegó al último tercio, sus arrancadas, esparcidas, no tenían emoción. Aunque noble, fue manso e invalido para la lidia. Manzanares ha tenido uno de tirar la moneda y otro sin opciones... Violetita fue el segundo de la tarde, primero del lote de José María Manzanares. Astifino y acucharado de cuerna, de poco cuajo y menos fuerzas. Razonablemente fue devuelto. El sustituto de Violetita era su padre en apariencia; serio y con cuajo y bien armado. Propiedad de Carmen Segovia y de nombre Camorrista y comportamiento igual.Este fue el sobrero de Carmen Segovia Se emplaza por corraleado y embiste con genio marcando su huida hacia toriles. No se empleó en el jaco, peleó sin fijeza. Se había dolido en banderillas, buscado con insistencia su querencia y llegó violento a la muleta. Por el zurdo no le vimos y por el diestro lo hacía sin entrega, uno a uno. Aunque brindo algunas embestidas claras por ese pitón, fue bravucón y huido; le faltó fijeza. Dicen que no lo hay malo... el quinto respondía a Fiestero, era largo y basto –hechuras abueyadas-, por detrás escurrido, le faltaba culata. Repite y flojea de salida; toma bien el primer puyazo y sale flojeando; seguido y medido toma el segundo. Achuchó para dentro en banderillas y en la muleta soseó, echó la cara arriba, gazapeó, embistió sin entrega y pronto dijo nones y terminó hecho un marmolillo. Manso sin casta ni opciones. El lote de Cayetano pecó de dulce el primero y de picante el segundo... A manos de Cayetano fue a parar Cristalino –y fue claro-, tapado por la cara veleta y grandullón, lleno pero sin cuajo. De salida flojea y es claro, mete bien la cara en la capa. Le pican poco; nada en la segunda entrada y pierde las manos. También es claro en banderillas y también lo seria en al muleta, pero sin transmitir emoción. Las embestidas resultaban anodinas por la falta de casta y fuerza. Muy manejable pero sin interés para el público. El sexto fue otro cantar. Había sido bautizado como Barbarosillo, negro engatillado y ligeramente bizco del derecho. Bonito de hechuras y buena presencia. Frenó las embestidas en el saludo y le faltó continuidad en las acometidas. Saltó y murió sin entrega. En varas se empleó y romaneó en uno de los puyazos. Fue a menos en banderillas y llegó casi parado a la muleta. Cortó el viaje por ambos, desarrolló y buscó el bulto. No puede ser casualidad, es imposible que cuando llegan los toreros con fama los toros no embistan y con ello llegue el aburrimiento. Debe haber algún secreto aún si explorar... Qué más quisieran ellos (?). Empiezo a tenerles compasión... Hasta mañana. |
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