Esta es la pregunta que se hacían muchos conspicuos del 7 al entrar a la plaza, tras ver el comportamiento de los diferentes presidentes en los últimos días y lo que han mentido los medios, tanto hablados como escritos, sobre lo que realmente ha sucedido. Su indignación crecía al comprobar que la corrida anunciada de Garcichico (perdón Garcigrande) había sido rechazada un día antes y sustituida por una de Parladé (que tampoco pudo completar seis y a la que sólo aprobaron cuatro) y se remendaba con dos de Juan Pedro Domecq, todos del mismo encaste y diríamos de la misma casa y propietarios. Pero es que al final, tras comprobar, otro día más, otras dos orejillas de regalo (y hoy con don Manuel Muñoz Infante, el decano, en el palco), sus sospechas creemos que están más que fundadas.

Este fue el único que aguantó vara y media

Los medio-toros volvieron a Las Ventas, tras el baile de corrales mañanero. Claro, estaban las figuras en el cartel.  Siempre es igual. Los tres primeros sólo tenían cara, eran impresentables, anovillados y sin trapío y el 7 los protestó. Los otros tres estaban justitos, pero al menos aparentaban. Todos fueron mansos, descastados y salvo el quinto, muy basto pero el único que aguantó vara y media de verdad, empujando y empleándose, al resto se les simuló la suerte de varas, picotazos y escapándose. Una ruina de ganado y una burla al espectador que paga. Tiene razón el 7: ¡Nada tiene importancia si no hay toro! Por eso gritó rotunda y repetidamente lo de: ¡TORO, plas, plas, plas, TORO...!

Castella, que está peor que nunca, no hizo una faena a derechas, ni en el que abrió plaza, torpe y desconfiado, ni en el cuarto. En éste lo intentó pero nunca llegó a dominarlo, abusando más de florituras y recursos pueblerinos que del toreo de verdad. Tras matar de una baja atravesada, los orejeros de cada día, demostrando una vez más su ignorancia, dirigida desde ciertos medios o quién sabe desde dónde, pidieron la oreja aunque no mayoritariamente. No importa. El del palco puso lo que faltaba y...orejita de regalo para el de Béziers, protestadísima por el 7 con gritos de ¡Fuera del palco! Y abucheos cuando pasó por debajo de nosotros paseando el despojo auricular en su mano.   

Manzanares debía refrendar su “éxito” (en minúsculas, por más que se empeñen los pesebreros, aduladores y el “listillo” que presidió dos días antes). Pero con su primer inválido novillete era imposible. Sin embargo sorteó el más feo, un juanpedro grandote, basto y mal hecho, pero el único con poder que empujó impetuosamente hasta las tablas a caballo y caballero en su primera entrada. Tras una excelsa brega de Curro Javier y dos excelentes pares de Juan José Trujillo, la plaza entera se puso “a favor de obra”. Sin embargo, esta vez, con la muleta, Manzanares estuvo muy irregular, no macizo. Aunque rugían los orejeros, los críticos del 7 le reprochaban su rígido toreo hacia fuera, casi siempre perdiendo pasos y haciendo las típicas “morisquetas” de los cambios de mano, un recurso de relleno para no tener que dar dos naturales de verdad, que posiblemente el manso y descastado no hubiese soportado, pero que se ve que hace las delicias de la teledirigida mayoría de la plaza. Además, esta vez el cañón de su espada desvió el punto de mira hacia el “rincón”. Pero, no pasa nada. Otra vez pañuelos minoritarios, chillidos y pitos al palco...y cae otra orejita. Y más protestas del 7 y al pasar en la vuelta muchos dedos estirados y agitados lateralmente. No, así no.

Otro que debía refrendar su éxito anterior era Talavante. Ninguno de sus torillos se lo permitió, especialmente el tercero. El sexto era otro anovillado manso y peligroso, que le rebañaba por los dos pitones. Pero como Alejandro tiene asumido que no se deben mover los pies, a base de aguantar arreones, coladas y desarmes, terminaría por darle unas series de naturales ligados y sometiendo al burel, que serían a la postre lo más torero de la tarde. La pena es que falló a espadas. Pero dio una vuelta aclamada, que fue la única que no protestamos desde el 7.

Al final, los del 7 meditaban sobre lo que puede estar escondido actualmente en las alcantarillas de la fiesta. Algo debe pasar cuando ni los presidentes policías cumplen con su obligación. Hay que dar orejas como sea, para poder cantar éxitos”. Las figuras destorean y sin embargo los orejeros, que en su mayoría ocupan los tendidos, están mentalmente enajenados pidiendo orejas frenéticamente porque les han contado que las figuras lo hacen muy bien y no tienen criterio propio para juzgar por sí mismos. Los medios hablados y escritos, en vez de contar la verdad, parecen “hoolligans” o forofos futboleros, cantando gestas falsas o inventadas. Por TV se tapan los micros para asordar nuestras protestas y sólo se entrevista a gente “guapa” que ve una corrida por vez primera en su vida o a taurinos profesionales metidos en el carro y por tanto con intereses para que no se vea la trastienda, ni la verdad salga a la luz. Ni una sola ocasión de entrevista para que los que nos sentimos estafados podamos hacernos oír. Todo esto decían los del 7 al salir, tristes y enfadados, como casi siempre que las figuras se enfrentan al medio-toro. Y si es así, si hay “camorra”, los del 7 quieren saber quién es el “padrino” que dirige todo esto desde la sombra. Seguro que no está ni en Nápoles ni en Sicilia sino mucho más cerca, apostillan.