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El Ventorrillo si o el Ventorrillo no. Pulgar arriba o pulgar abajo. Demasiados emperadores juzgando una corrida que tuvo altos y que también tuvo bajos. Los tercios de varas crecidos se combinan con rajadas de libro y así evaluar seis toros en uno es misión harto imposible. Ah si, se dice "corrida desigual" y uno se queda tan ancho. Menos mal que tenemos a José Luis Bautista con su sección sobre el toro. Queden pues los espacios de hoy prestos a más certeros análisis clínicos.
El Cid, despojado ya de todo crédito, evidencia unas carencias asombrosas para quedarse en la cara del toro y atacar el sitio tanto con la muleta como con la espada. Fuera y por fuera. Y su segundo un marmolillo fue sólo comparable a su figura contra un más que potable primer toro.
Miguel Ángel Perera "no tuvo su tarde" diría y dirá algún adulador. Falto de toro estuvo Perera, eso sí. A pesar de los pesares su primero se mereció más verdad y oficio en lugar del ya tan manido arrimón. Su rajao segundo evidentemente la cayó mal.La rotundidad de Talavante La rotundidad relativa de Alejandro Talavante es una forma breve de explicar el concepto de torería que el diestro ha difundido hoy en Las Ventas. En frente Cervato, un buen toro que se lució en varas y tuvo tranco en la muleta. Veamos, Talavante piso firme espacios de decisión y riesgo con un fin: torear; así conquisto la citada rotundidad pero hubo un momento un instante un tiempo en el que Talavante dudo de sí mismo y de su capacidad para seguir siendo rotundo toreando y fue entonces cuando se puso a jugar con el miedo poniendo de manifiesto que la probada rotundidad era relativa pues no se alargaba en el tiempo sino sólo en el espacio. Por suerte y gracias a Cervato las aguas volvieron a su rotundo cauce y la espada entró con rotundidad. Con su segundo dos espacios, las ganas en los medios y la rajada en toriles.
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