La novillada ha sido interesante de principio a fin, más complicada en los inicios y de más entrega en los dos novillos finales. La presentación ha sido buena, algunos muy cornicortos, otros con cuajo de toros. Unos y otros: bravos y mansos han aportado emoción a la tarde que es el fundamento básico de la fiesta de los toros. Abrió plaza un cárdeno salpicao, lucero y calcetero, de nombre Bondadoso, cómodo de cara y zancudo. Que se mostró soso de principio a fin. No humilla de salida y del jaco sale distraído. Achuchó a Manuel Larios nada más empezar el trasteo de muleta y aunque fue repetidor y tuvo fondo, embistió sin claridad, manseando y con falta de entrega. Timonero fue el segundo de la tarde, cuajado y cómodo de cara. Embistió con cadencia y rectitud al capote de Jiménez Fortes. En varas recibió poco castigo, en la segunda entrada un picotazo. En el segundo tercio echó la cara arriba y apretó para los adentros. De embestir con nobleza en el inicio de la faena de muleta, tras dos coladas, desarrolló y se puso complicado. Se colaba por ambos y aprovechaba cualquier hueco para apretar al torero. En una de ellas hirió de gravedad a Jiménez Fortes. Fue manso y listo Timonero. El tercero respondía a Napoleón, tocó su lidia a Víctor Barrio. Mostraba buenas hechuras y cuajo; alto de agujas como los dos anteriores. Tras un saludo algo accidentado, se arranca de largo al caballo y empuja con codicia; hizo buena suerte de varas, en el segundo también se arrancó con alegría más allá de las rayas. ¡Albricias! Gustó el tercio de varas y se aplaudió. Se dejó en banderillas, y, como sus hermanos anteriores, no necesitó ver muchas veces al matador para saber donde estaba. Pidió mucho oficio, era bravo y encastado y además de sentido. Fue aplaudido al arrastre. Cuchillero fue el más feo del encierro por ser bizco del izquierdo de excesivo desfase. También cárdeno, además de bragao y meano. Tenía cuajo de toro y su lidia correspondió a Manuel Larios. No repitió de salida; en varas, empujó con el zurdo y llegó a la muleta pegando arreones secos, destemplados por ambos pitones, también los había hecho en banderillas. Buscó el hueco y acortó el viaje por ambos. Le faltó casta y por lo tanto entrega. No había faltado emoción... Y saltaron: el quinto bravo y encastado, y el sexto que tuvo mucho fondo y un gran poso de nobleza. Callejón se lidió en quinto lugar, el de más romana del encierro -506 kilos en tablilla- y hechuras de toro. Serio. Embistió con ímpetu echando las manos por delante. Va al caballo y parece no gustarle la experiencia y huye, después tomó otro puyazo en toda regla, romaneando y durmiéndose en la suerte. Muy serio se desplazó en banderillas y llegó a la muleta claro y embistiendo metiendo los riñones. Los viajes se sucedían largos y templados, y el rabo levantado –gesto de bravura- azotando el aire. Por el zurdo avisó en una colada a Víctor Barrio y no le vimos. Callejón ha sido un gran novillo, el más bravo del encierro. Fue premiado con el aplauso del público al arrastre. Bella estampa del de Flor de Jara Por cogida de Jiménez Fortes, Manuel Larios lidió en sexto lugar a Mercenario que lucía una bella estampa: berrendo en cárdeno y lucero. Saltó corretón; después se templa en la capa; se pega una voltereta, dos en el total de la lidia. En varas cumplió y no apuró a nadie en banderillas. Llegó noble a la muleta, embistiendo pastueño por ambos pitones de largos y claros viajes; tuvo fondo y un gran poso de nobleza como dijimos antes.
Los dos novillos finales han sido el broche que ha puesto en valor al encierro; el conjunto, en tela de juicio al toro comercial. Hasta mañana. |