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Corrida de poca historia la 6ª del abono, eso sí con el cartelito de “No hay billetes” en taquilla, la reventa por la estratosfera.
El torero nacido en La Puebla del Río, José Antonio Morante, tiene tirón; también es verdad que hoy era el día del Santo Patrón que tradicionalmente en fecha tan señalada suelen asistir colmando los tendidos, los llamados “Isidro”, pero hoy fue diferente fue el primer día de los claveleros, dispuestos a batir las palmas con poco que hiciese el de la Puebla, pero se quedaron con las ganas, todos calladitos, menos los de la solanera que protestaron al sevillano y no faltos de razón. Al artista andaluz se le cruzaron los cables y ni fu, ni fa.
A otro que también se le cruzaron los cables fue a Alejandro Talavante, ya que tampoco remontó en ninguno de sus toros. Hay una expresión marinera de “abante toda”, pues el de Badajoz de abante, nada; para mejor entendernos cuesta abajo en su rodada.
Quien salvo medio, medio la tarde fue el torero mexicano, Arturo Saldívar, que confirmaba alternativa en tan señalada fecha y con tan rumboso padrino, no solo estuvo valiente, si no también torero, dejando un buen sabor de boca en los aficionados de la capital del Reino.
Los tan deseados y cotizados toros de Núñez del Cuvillo, tampoco dieron la talla, por su escaso juego, su falta de trapío, sus pocas fuerzas, su falta de casta, raza, etc., eso sí noblotes y sin mayor peligro; no se salvó ninguno y ¡estos son los que quieren la figuras!. ¡Los toros llamados artistas!, dejémonos de milongas, el toro debe ser encastado y bravo, que trasmita emoción; los artistas, deben ser los ¡toreros! Y punto.
El peso medio de los seis aovillados toros en la balanza fue de 544 kilos.
El segundo del festejo que le tocó al Padrino, fue un toro justito de fuerzas, rengueando de los cuartos traseros, por ello protestado de salida, ante el caballo sin emplearse y se simuló el tercio. Tanta fue la invalidez que Morante al tercer muletazo, pidió el estoque de verdad, para mandarlo a los infiernos de un pinchazo hondo, saliéndose de la suerte y de un certero golpe de descabello. Protestas del respetable.
Justito de presencia y fuerzas fue el cuarto, algo más descarado de pitones que sus hermanos, Morante le enjaretó dos verónicas marca de la casa rematando con una media de las suyas que se aplaudieron con fuerzas. Poco vimos de su faena, un par de derechazos sentidos, un trincherazo torero y pare usted de contar, el pobre animalito no podía con sus carnes. Mal estuvo con los aceros y pese al aviso y esa escasa labor; el público muy educadamente respetó al torero.
Anovillado era el cuatreño primero del lote de Alejandro Talavante, con el percal nacing, con la franela de inicio en los medios tres ayudados por alto sin moverse, luego tres pases en redondo con la diestra y un par de naturales, todos ellos de buena factura y ahí quedó la cosa. ¡Cómo lo mató!, de una estocada baja y una más, pero ésta solo profundizó hasta la mitad.
Con su segundo terminó aburriendo al personal, toreando fuera de cacho y siempre tirando los pases hacia las afueras y para más ínri, se puso machacón, tras las protestas de la solanera se fue por el alfanje, para dejar una estocada tan tendida como el tendido, eso sí certero con el de cruceta. Talavante de abante nada.
Así comenzó su faena Saldívar Muy en mejicano estuvo el torero Tehocaltiche con el percal al saludar al toro de su Alternativa. Tras la ceremonia se fue a la boca de riego, se puso de rodillas y citó al burel dándole tres derechazos y el remate por alto de forma muy valiente, de pie otros dos redondos en buen tono con esa misma mano, recibiendo la primera ovación de la tarde, su labor increchendo, tomando el estaquillador por el centro instrumentó una tanda de naturales muy despacitos y de buen son, rematando con un martinete, lo intentó con zurda pero por ese pitón el de núñez se le acostó. Como epílogo el dulce a la galería (manoletinas apretadas). Entró con decisión con la espada, dejando una estocada traserilla en buen sitio y mortal de necesidad. Los pañuelos asomaron escasamente y el manito saludó muy ceremonioso fuera de rayas.
A más fue su labor en el sexto, de entrada tres cambiados por la espalda (pedrecillas) escalofriantes, con la diestra bien y con la izquierda dos naturales muy buenos rematando tras la cintura, escuchando una ovación de lujo. Pero todo lo estropeó con el acero y se le fue el trofeo; saludando nuevamente y de forma educada desde fuera de las rayas.
Tampoco perdonó ni un quite. Deja un buen sabor de boca, habrá que seguirlo ya que puede cuajar en España.
De las cuadrillas solo podemos destacar los dos pares de Pablo Saugar “Pirri” en el sexto.
Y eso fue todo.
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