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Tras los toros-toros de ayer, hoy regresó el medio-toro, el añorado por los taurinos, aplaudidores y juntaletras. Y sólo protestó el 7 ante la simulación de la suerte de varas toda la tarde. Precisamente con la presencia de los productos titulares del monoencaste que, al haber fallecido recientemente su fundador, lucieron divisa negra. Un detalle que siempre ha mantenido la liturgia taurómaca. Aunque en la tablilla oficial de la plaza ni se debieron enterar, pues aparecían los colores rojiblancos de Veragua. Menos mal que Florito está donde no llegan sus jefes. Pero volvamos a lo anterior. Con el medio-toro de hoy de nuevo la cuesta abajo en la verdad del toreo. Lo de ayer sólo fue un espejismo. Lo hemos podido comprobar esta mañana al leer las crónicas de la mayoría de conspícuos pesebreros, cómo daban caña a los toros de lidia de Pepe Escolar sin decir ni pío de cómo no fueron lidiados, haciéndoles todo al revés, causa por la que se venían arriba y NO SE DEJABAN, sacando “mala casta”. Hoy los anovillados juanpedros (algunos sólo se salvaban por las caras) SE DEJARON (y mucho) para hacerles el toreo moderno.
Hoy la suerte de varas volvió a ser sin 'saña', apenas nada Con tal materia prima, los tres actuantes tuvieron muy diferentes comportamientos. Uceda Leal desaprovechó su primero, todo dudas y desconfianzas, pero se aplicó más en su segundo, el “torillo” ideal para triunfar con un público de “isidros” y “claveleros”, aplaudidor y amable, que estaba con el “mono” de cortar algo, pues era ya el cuarto día de feria y aún no habían podido llevarse ninguna “orejita” de recuerdo. No es que estuviese cumbre pero al menos Uceda le puso hoy algo más de ganas que anteayer y como lo mató como él sabe, haciendo la suerte como uno de los mejores estoqueadores actuales, fue premiado con la primera “pelúa” de la feria. A pesar de todo, desde el 7 se consideró que estuvo por debajo de la condición (o facilidades) del medio-toro, aplaudidísimo en el arrastre, como si hubiera sido Jaquetón ¡Y sólo tomó dos picotazos..!
Juan Bautista estuvo hoy negado. Nada hizo bien. Hasta el público “feriante” lo comprendió y le despidió con pitos ante sus dos “anovillados colaboradores”. Con la de orejas que podía haber cortado, vamos. Y no se lo perdonó. Morenito sólo dejó pinceladas “olorosas” con el capote, pero sin atreverse a destapar luego el “tarro de las esencias”. Le faltaron ganas o no vio la manera de conectar con el generoso y amable público. Los artistas son así. Y perdió otro tren (¡y ya van..!) para engancharse al carro del triunfo, especialmente y para remate con lo mal que estuvo con los aceros. Y una tarde que podía haber batido “record de pelúas” cortadas se quedó en solo una. Claro que pronto vendrán las figuras (con medio-toros como éstos) y ya verán cómo haciendo lo mismo o parecido (o incluso peor) les jalearán como si fuesen los inventores de la tauromaquia. Y el 7 se cabreará. Y coreará, como hizo hoy, eso de: “¡picaoooooor, qué malo eres!”. Y nos dirán que somos “talibanes” o “batasunos” y que nos queremos cargar el “tinglado”. Pero ¿quién se lo carga, ellos o nosotros?
Los taurinos dirán que la corrida tuvo “nobleza” y “bondad”. Y en el 7 nos preguntamos ¿cómo se puede hablar de bondad de un toro, que debería haber nacido y ser criado para cornear y matar a los que les hostigan, les hacen daño y se burlan de ellos desde que salen al ruedo? Pero esto es lo que no quieren los taurinos y por eso, al criar el medio-toro, lo que el finado ganadero criador de la corrida de hoy definió como “toro artista”, la fiesta agoniza. Hoy todo volvió por donde solía. Lo dicho, lo de ayer, un espejismo. O un oasis en el desierto, decían en el 7, que también saben matizar con “retranca”.
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