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¡Madre mía, la que nos espera durante un mes! Estas y otras frases parecidas decían los conspícuos del 7 al acabar el festejo y agolparse hacia la salida. Y es que la feria ha comenzado tal y como se esperaba. Los toros... carne de matadero, nunca de lidia, de combate. Descastados, mansos, chochones (o sea dejándose hacer, sin plantear batalla ni dificultades) en sus distintos grados, unos con más movimiento, otros con menos, unos con más fuerzas (pocas) otros medio inválidos. En definitiva el medio-toro, el que impera en la cabaña española. Ya no la quiero llamar brava. Los toros parecen clonados, pues se comportan casi igual. Eso sí, dirán ahora los taurinos que eran nobles. O sea tontos. Sin emoción alguna de riesgo. Y los “fabrican” ya así, tanto para las “figuritas” como para el pelotón de “pegapases”. Y claro, como no hay toro así va esto, en la cuesta abajoLa suerte de varas, como siempre, fue un trámite Y ¿qué decir de la terna de hoy? Pues nada, todos parecidos, todos intentando hacer lo mismo, nada diferente entre ellos. Escondiendo la “patita” de recibo al lancear para que la de salida salga en las fotos pareciendo que está cargando la suerte ¿A quién quieren engañar? Y venga toreo en línea y venga a tirar al toro a las afueras para acá y para allá. Ni tampoco búsqueda de terrenos propicios para darle ventaja y confiarle, a ver si así el “torillo” se anima a embestir. Bueno sí, buscando terrenos propicios pero para ver dónde hay más “isidros” que lo aplaudan todo, como hicieron Tejela y Luque, buscando los tendidos 4 y 5 y Juan Bautista a los “claveleros” del 10 y el 1. Y además poniéndose pesados, una serie, otra más... y otra... y otra. A veces les llegaba el aviso sin entrar aún a matar. Esto aburre hasta a las ovejas. También los toreros parecen clonados. Aunque sus familias no tengan ni cromosomas ni ninguna otra cosa en común.
Ante esto, ¿qué hizo el 7? Pues protestar, dar palmas de tango, maldecir en hebreo. Y ¿el resto de la plaza? Pues calentar motores hasta que vengan las “figuritas”, aplaudiendo casi todo. Se ve que les parecía bien. Y hasta pidieron la oreja para Tejela en el quinto (gracias a Dios, minoritariamente, menos mal). Y los despidieron con ovaciones a los tres al finalizar cada faena y al abandonar la plaza. Especialmente los “isidros” y los “claveleros”.
En resumen, lo que decía el 7 al final era que sin toros no se puede torear, ni emocionarse. Y con los medio-toros de carreta, más parecidos a bueyes, que fueron los “valdefresnos” de hoy era imposible. Don Nicolás Fraile, difícil lo tiene. O busca la casta “lisarda” perdida, si es que aún le queda en su ganadería o ya puede ir cerrando el “chiringuito”, pues le quedan tan sólo unos pocos telediarios. Hasta mañana, amigos.
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