Ante unas mil personas, se lidiaron novillos de Rancho Seco, justos de presencia, complicado el primero, encastado el segundo, buenos tercero y cuarto, sexto manejable. Destacó el quinto que fue indultado a pesar de blandear. René Muñoz: Saludos y pitos. Paúl Cortés: Silencio y vuelta (tras indulto) José Arcila: Vuelta y saludos. El triunfo fue de esta tarde fue para Rancho Seco, tras presentar tres toros que pudieron ser de triunfo grande, entre ellos el quinto que fue indultado, pero que su falta de fuerza puso en duda su premio. Quitando esa manchita, el novillo fue de esos que llaman “de dulce” y así se llamó “Dulcero”, número 110 con 422 kilos. Paúl Cortés tuvo la suerte de encontrarse con él e inició la lidia variada con el capote: verónicas, tapatías, gaoneras, tafalleras y caleserinas. El novillo fue blando. Rodó por la arena en cuanto se le exigió un poco, había que tratarlo bien y cuidarle mucho. El toreo en redondo es fundamental y así parecía entenderlo en un principio Paúl que instrumentó tandas importantes e interesantes, pero llegaron pronto los adornos que no gustaron a cierto sector del público que pedía más y más toreo por abajo y largo. Los adornos tenían que llegar hasta el final y por eso se escucharon algunos pitos. La faena no rompió como se esperaba. Paúl no supo redondear. Las palmas se las llevó el ganadero Sergio Hernández y no el torero que mientras dio la primera parte de la vuelta al ruedo en solitario, hubo división de opiniones. Se presentó el colombiano José Arcila que demostró que su toreo se basa más en el valor y estoico. La falta de experiencia le hizo tener ciertos arranques, sobretodo en el sexto en donde sufrió dos fuertes volteretas. Dio una vuelta entre algunas protestas en su primero y saludo en el segundo. La actuación de René Muñoz tuvo contrastes. Muchos pases sin decir nada al público. Lo destacable, la estocada a su primero. En el cuarto estuvo simplemente mal. Otro novillo que pedía irse sin las orejas y que simplemente René no pudo con él.
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