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Con tres cuartos de entrada, se han lidiado cinco toros de Martelilla y uno (3ºbis) de Luis Frías, desiguales de presentación, justos de fuerzas y nobles. Sospechosos de pitones Jesulín de Ubrique, oreja y dos orejas Finito de Córdoba, bronca y pitos El Juli, silencio y silencio. Abría el cartel Jesulin de Ubrique, torero sobradamente conocido por la afición conquense, pues no en vano ha toreado multitud de ferias consecutivas, llegando a debutar como ganadero en esta plaza. Lo de Jesulin y Cuenca si que es un matrimonio bien avenido, pues tres orejas son las que ayer cortó en esta plaza. Tres orejas que no hacen justicia a la verdadera calidad de sus dos faenas, a toros de comportamiento parecido, pero sin recorrido. En su primero, al que no podemos decir que se le picara pues fue rozar la puya el pelo del animal y ya se estaba pidiendo el cambio, estuvo voluntarioso, instrumentando continuos derechazos fuera de sitio, dando la salida hacia arriba para que el animal no viera el suelo. En su segundo, un animal un poco mas complicado, pues debido a su justeza de fuerzas no terminaba de pasar el muletazo y buscaba continuamente, consiguió dos orejas a base de series de dos muletazos y diez o doce pases de pecho, en terrenos de sol. Media estocada terminó con el animal, provocando la petición de dos orejas que el presidente concedió, aun siendo la estocada defectuosa. Finito vio perfectamente a su primer toro, escandalosamente escobillado y conociendo que derrotaba a mitad de los muletazos, consiguió a base de temple y colocación, sacarle algún natural largo y con cadencia, pero con la espada fue todo un poema, pues desde el primer intento siempre se salió de la suerte, buscando los bajos, quizá temeroso de los derrotes que el toro siempre tiraba. Quiso descabellar sin ni siquiera dejar un pinchazo, y el público le abroncó y obligó a entrar de nuevo, dejando una casi entera. Con el segundo poco puedo hacer, ya que el toro se llegó a echar al suelo hasta en 4 ocasiones, por lo que la faena no pasó de dos o tres breves series de derechazos. La gente no conoce todavía que El Juli ya no pone banderillas, y es por eso por lo que no llegó a conectar con el tendido en sus faenas de muleta. Su primer toro, escandalosamente falto de trapío y totalmente inválido, fue devuelto tras caer a la salida del puyazo. El sobrero, de mucha mas presencia que el anterior, iba largo al capote, acudía pronto a los cites, y pudo dar buenas verónicas ganando terreno, pero lo picaron demasiado, y llego muy justo de fuerzas a la muleta, y sin transmisión. Lo pasaportó de una estocada entera muy habilidosa, recibiendo silencio. El sexto de la corrida, quizá el de mejor presentación de todos y mas calidad, permitió ver el único quite de la tarde, por chicuelinas, que fueron ceñidas y templadas. Tras dos buenas banderillas de Carretero, comenzó la faena por alto, cuidando al toro que se había empleado bien en los tercios anteriores. No pudo mas que cuidar que el animal no fuera al suelo, rematando la tarde con un pinchazo y una entera, recibiendo silencio a su labor. Fue por tanto un tarde triunfalista, con orejas de regalo. |
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