Ante alrededor de 5 mil personas, se lidió un novillos para rejones de Mar de Nubes manejable y seis de Arroyo Zarco chicos, cómodos, descastados, sobresaliendo el lidiado en primer lugar que mereció arrastre lento. Mónica Serrano: Pitos tras tres avisos. Marbella Romero: Pitos tras dos avisos y pitos tras aviso. Hilda Tenorio: Dos orejas y oreja. Elizabeth Moreno: Vuelta tras aviso y pitos tras tres avisos. Era obvio que desde que fueron anunciadas las señoritas, el ganado a lidiarse iba a ser muy cómodo y con grandes probabilidades de caminar para que triunfaran y así fue, pero sólo Hilda Tenorio los aprovechó. Hilda tiene técnica, además de la gracia y el carisama para meter al público en la bolsa. Su lote fue cómodo y supo sacar provecho de él desde el capote, banderillas y muleta, rubricando su actuación con la espada. La docilidad del ganado hizo que Hilda llevara al cabo lo que quisiera y así logró cortar las dos orejas de su primeo y una más en su segundo para salir en hombros. Elizabeth Moreno y Marbella Romero tienen que hacer una gran reflexión acerca del futuro de sus carreras. No es que no haya habido acoplamiento con sus respectivos lotes, sino que simplemente no pudieron y eso, ante el dócil ganado que tuvieron enfrente, es imperdonable. Quizá este no sea su oficio ideal. Elizabeth se inventó una vuelta al ruedo en su primeo lo cual fue duramente reprobado por el público; a la señorita no le importó, lo que simplemente demuestra que la única arma que posee para triunfar, es otorgándose ella misma premios que no les corresponden faltando a lo que llamamos en el toro vergüenza torera. La falta de experiencia y de mando de la rejoneadora Monica Serrano, se hizo notar, pues a pesar de que en algunos momentos hizo bien las cosas, no supo dar órdenes a su cuadrilla ni al propio sobresaliente Ramón Lozano, que intentó dar muerte al novillo tras sólo un pinchazo con el rejón de muerte y esto sólo debe suceder cuando al menos se haya intentado en dos ocasiones. La confusión hizo que se perdiera tiempo valioso lo que propició que sonaran tres avisos y así el fracaso de Mónica. |