Con casi lleno en la localidad madrileña, se han lidiado toros de distintas ganaderías, a modo de corrida concurso, pero sin que luego la lidia se correspondiera con ello. Toros de Miura, noble y rajado finalmente; La Quinta, flojo y soso; Partido de Resina, con dificultad y peligro; Lora Sangran, reservón; Lora Sangran (5ºbis) en sustitución del devuelto de Sánchez Ibarguen, tardo y uno de Astolfi, complicado. López Chaves, ovación y una oreja Javier Castaño, silencio en su lote Rafael de Julia, silencio tras aviso y silencio. Lo más destacado de la tarde, junto a las arboladuras de los astados que han lucido enormes pero también en muchos casos escobilladas, ha sido la actuación de López Chaves. Un derroche de entrega desde que se abrió de capa en el de Miura y hasta el final de su segundo. Decidido de verdad y con ganas de justificar la razón de estar en Cenicientos que es tanto como decir en una de las plazas donde el trapío es más grande en las reses que se lidian. De Javier Castaño, que sustituía a Fernando Cruz, poco que decir; dubitativo y sin terminar de dar el paso, que en su segundo le hubiera permitido estar a más nivel. Rafael de Julia, con el peor lote, ha querido pero sin arriesgar. Ya sabemos que no es un guerrero pero a estas corridas se tiene que venir a por todas. No obstante han gozado del respeto de este público que bien sabe lo que les ponen delante. |