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En la Plaza de Toros de Vilarrubia de los Ojos con algo más de media entrada se han lidiado toros de El Cortijillo y Lozano Hermanos (5º) de impecable presentación y de buen juego en líneas generales, mejor el segundo. El sexto de nombre Herrero fue indultado por Rubén Pinar.
Curro Díaz, dos orejas y oreja
Fernando Robleño, ovación con saludos y dos orejas y rabo
Rubén Pinar, dos orejas y rabo y dos orejas y rabo simbólicos.La terna, a hombros No siempre ganan los buenos, no. Les comento esto por lo injusta que es algunas veces la vida. El toro que mejor se comportó en la plaza, que hizo una digna pelea en varas, el que su embestida no era bobalicona, que fue siempre con el hocico por el suelo y no se cansó de embestir, siempre con la boca cerrada, se fue camino del desolladero con alguna palmitas del público, sin habérsele concedido por lo menos una vuelta al ruedo. El triunfador de la tarde inmerecido fue el sexto toro de nombre Herrero que se forjó, ayudado por una gente poco entendida, su posible vuelta al campo. Un toro que sirvió para el triunfo pero que fue manso y cantó la gallina siempre, si lo que se premia con el indulto es la bravura no puede ser indultado, máxime si ha salido un toro de mejor condición y no se le ha hecho ni caso.
Por otra parte felicitar a los Hermanos Lozano por lo bien presentada que estuvo la corrida, digna de una plaza de máxima categoría y por el buen juego que dieron sus toros, que hicieron sin duda su corrida la mejor presentada en lo que vamos de temporada en la provincia de Ciudad Real. Estos ganaderos son los que más corridas lidian en la temporada pero la comercialidad no esta reñida con la vulgaridad.Curro Díaz con la derecha Curro Díaz tuvo en sus manos a un toro frío de salida como es habitual en el encaste Núñez que en la muleta cambió. El de Linares lo cuajó por el mejor pitón del toro, el izquierdo, con series de naturales de lograda ejecución y maestría. Dejó evidente el concepto estético que tiene este diestro de la tauromaquia, por que todo lo que hace Curro Díaz lo hace en torero. Una estocada desprendida le valió el corte de dos orejas.
En su segundo el toro manseó descaradamente en los primeros tercios. Con la franela estuvo aseado viviendo momentos con mayor y menor brillantez. La faena no alcanzó las cotas artísticas del anterior toro aunque sacó más a su enemigo de lo que en un principio se esperaba. Cortó una oreja tras una media desprendida.
Fernando Robleño le tocó en suerte el mejor toro de la tarde. Gran pelea en varas tuvo el astado con el que el madrileño estuvo variado y vistoso con el capote. Comenzó su faena de una forma vibrante de rodillas dandó una serie de derechazos que pusieron al público en pie, se fueron sucediendo las series por ambos pitones en los que se vió profundidad y temple, por ponerle un pero quizás un pelin acelerado. Lo prendió de una forma fea afortunadamente sin consecuencias por que al toro había que hacerle las cosas muy bien. El toro quedó para el tercio de muerte con embestidas y con la boca cerrada, aún así no tuvo una muerte digna de bravo.Tres pinchazos, media estocada atravesada y un descabello.Robleño entrando a matar al 5º En el quinto el toro hizo extraños desde su salida y la cuadrilla tomó sus precauciones convirtiendo la lidia en un caos con tintes de capea pueblerina. El toro en la muleta mejoró pero había que estar muy firme con el porque le podía echar a los lomos. La mano baja, el poder en la muleta se vieron por momentos combinados también con otros pasajes más efectistas. La espada esta vez si viajó a buen sitio y le concedieron los máximos trofeos, en compensación por la actuación anterior por que la faena no fue para ese premio.
Rubén Pinar cortó dos orejas a un toro sosote al que el manchego le instrumento una faena larga, en la que primó más la cantidad que la calidad.Rubén Pinar ha sido el triunfador numérico de la tarde El que cerraba el festejo de nombre Herrero fue un toro manso que iba y venía con cierta alegría cuando no salía espantado hacía tablas. Meritoria fue la labor de Rubén Pinar, en la que se gustó por ambas manos, los pases se sucedieron y el animal es cierto que aguantó mucho. La faena tuvo dos fases una más templada y la otra más encimista. El torero lo cuajó a placer y cuando se disponía a entrar a matar la gente entraba en cólera. Un total de tres veces lo intentó pero el público no quería, y al final un desafortunado Presidente lo indultó pese a la evidente mansedumbre demostrada ¡Cosas raras que pasan por estas Plazas de Dios!
Fotos: Teresa Torres |
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