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La cantidad de años no es necesario precisarla cuando estos son los suficientes, no en su número sino en sus acciones. Don Rafael Baéz es un hombre de todos conocido en el medio taurino mexicano, y también allende las fronteras. Este nombre es indisoluble con una de las figuras de nuestro país Eloy Cavazos. Toda una Historia juntos. Sus amigos han querido homenajearlo. Decía antes, todo cuanto ha hecho es lo meritorio para intencionadamente distinguirlo en una celebración. La casa la puso Don Chucho Arroyo, y siendo además matador de toros, lo menos es halagarlo en un ruedo.
Don Rafael Baéz recibe la ovación en los medios Nacido en Caracas, Venezuela el 24 de octubre de 1924 , sin timidez lo dice, quizó ser torero desde muy jovencito. Recorrió la legua en su tierra y en algunos países de Sudamérica para finalmente debutar en Bogotá, Colombia como novillero. En 1957 viene a México bajo ese plan: ser torero. En 1959 toma la alternativa en Mérida, Yucatán. Por esos años, combinaba ya el vestirse de luces con ser apoderado, justamente de Pepe Cáceres, quien le diera la alternativa. En 1963 cuelga el vestido y opta por la profesión de apoderado. Dos años después, en 1965 conoce a un jovencito regiomontano de 14 años: Eloy Cavazos. Desde ese entonces, don Rafa, dedicaría su vida a esta labor y conformaría una de las mancuernas más importantes del toreo en México: la casa Baéz-Cavazos.
Rafael Baéz y Eloy Cavazos con sus esposas en la misa El homenaje comenzó al medio día. La tradicional misa que se celebra en la plaza del restaurante Arroyo, previo a la novillada, fue ofrecida por Don Rafal Baéz. Tras caer el segundo toro, fue llamado a recibir la ovación del público y dio una vuelta al ruedo.
Posteriormente, en un convivio privado, en compañía de su familia y sus amigos se evocaron los recuerdos. Presentaron un video en el que se mostró una semblanza de su trayectoria como apoderado.
Brindis en su honor Muchas, muchas anécdotas, experiencias que contar a los demás. Algunas para hacer memoria entre quienes las vivieron. Otras para reírse. Y quizá todas para aprender.
Tomó la palabra David Clemente, quien dio cuenta de una sucinta biografía de Don Rafael Baéz. Luego vino el maestro Eloy, quien con su estilo jovial, dicharachero contó por qué este hombre fue su apoderado, su padre, su amigo y su compadre. Mientras Eloy Cavazos narraba algunos de tantos sucesos, Don Rafa sentado sonreía y asentía.
Eloy Cavazos nos contó Fue un hombre exigente, tenaz y recio en sus convicciones. Así se entiende de acuerdo con lo que sus allegados platican sobre él.
Agradecido Hoy Don Rafa fue breve, agradeció la deferencia a su familia y a sus amigos.
Fotografías: Rodrigo Collado |
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