Ante cera de tres cuartos de entrada, se lidiaron astados de San Antonio de Triana, muy chicos, mansos, descastados, anovillados y con sospecha de manipulación.
Xavier Ocampo: Silencio y dos orejas.
Atanasio Velásquez: Oreja y saludos tras aviso.
Aldo Orozco: Oreja y dos orejas.
El pésimo juez Facundo Arroyo, regaló muchas orejas para inventar un festejo triunfalista. |