Ante unas ocho mil personas se lidiaron siete astados de Xajay, cinco bien presentados y dos terciados. Primero, el de rejones, sexto y séptimo fueron buenos, los demás complicados y mansos. Rodrigo Santos, saludos; Cesar Rincón, saludos y oreja; Leopoldo Casasola silencio tras aviso y oreja protestada; Salvador Vega, oreja y oreja tras aviso, salió a hombros. Salvador Vega calló de pie en la Plaza México. A pesar de que no se acopló del todo con su primero, el de la confirmación, demostró que su toreo es de sentimiento y valor. Logró dar dos muletazos en redondo que calaron fuerte en el tendido. Después de señalar tres cuartos de acero en buen sitio, cortó una oreja. Con el que cerró plaza estuvo torerísimo. Fue una faena de arte y hondura. Logró tandas bellísimas al natural, aunque desde el capote dibujó lances muy templados. Con la muleta por el lado derecho dio pases larguísimos que provocaban un ¡olé! eterno del público. Desafortunadamente caló al toro con la espada y tuvo que recurrir a un solo golpe de descabello para cortar una oreja tras aviso. El maestro colombiano César Rincón ha estado inmenso en sus dos toros. A su primero le instrumentó una faena poderosa llena de maestría toreando magistralmente a la verónica. Ya con la muleta el toro se la pensaba mucho y reculaba, pero el maestro dio una cátedra de poderío y firmeza. Desafortunadamente pinchó por lo que todo quedó en una fuerte ovación en el tercio. Con el segundo, un toro que prácticamente no tenía un solo muletazo mostró sabiduría y conocimiento. Supo llevar al astado, un manso perdido, hasta su querencia para extraer muletazos de gran valía. La paciencia, firmeza y maestría fueron los elementos necesarios para realizar una faena importante que parecía imposible hasta antes de tomar la muleta. La estocada fue en buen sitio para cortar una oreja. Leopoldo Casasola se desenvolvió entre dudas. Su primer toro fue malo, es cierto, pero estuvo apurado en la mayor parte de su labor. Silencio después de dos pinchazos y un aviso. Con el sexto de la tarde nuevamente estuvo desconfiado. El toro fue bueno y al mismo tiempo desaprovechado. Recibió una fuerte voltereta de la que salió conmocionado, aún así volvió al ruedo y más por la voluntad de haber regresado, el juez le regaló una oreja que el público reprobó con fuerza. Rodrigo Santos abrió plaza con una faena interesante templando muy bien las embestidas. La faena fue larga, pero del interés del público. Sobresalió un par a de banderillas a dos manos y una santina con banderilla corta. Falló con el rejón de muerte. Saludó en el tercio. Salvador Vega confirmó con el toro "Sabor a mí", número 564 con 475 kilos. El banderillero Juan Trujillo saludó tras banderillear al séptimo de la tarde.
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