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Ante alrededor de unas cinco mil personas, en la mejor entrada de lo que va de la Temporada, se lidió un novillo de Vistahermosa para rajones, descastado y para los de a pie, seis de Gómez Valle, chicos, a excepción del sexto que estuvo muy bien presentado. En general mansos, abantos y descastados. El rejoneador Emiliano Gomero, pitos; José Mauricio, saludos y saludos tras aviso; Fermín Rivera, silencio tras dos avisos y palmas; Ricardo Muñoz Gitanillo de Tlalpan, saludos y oreja. Gitanillo de Tlalpan (curiosamente en Tlalpan no hay gitanos), mostró un toreo personal; desgarbado, suave, de muy buenas manera con detalles y temple, sobretodo en el sexto donde vino la faena importante. La falta de experiencia hizo que el joven se perdiera en cuanto a las distancias que pedía el novillo, pero rescató su quehacer con la armonía de sus trazos. Un pinchazo hondo para recibir una oreja. Tanto Fermín Rivera como José Mauricio, pusieron todo de su parte para lograr el triunfo, sólo que el manso ganado, no fue el apropiado para el lucimiento. Lástima de elección, pues era obvio su comportamiento por la procedencia. Pero los de talles de torería se dejaron ver y fueron agradecidos correctamente por el público. El rejoneador Emiliano Gamero sólo mostró un penoso verdor. No pudo despachar a su novillo por lo cual el sobresaliente, Manolo Olivares, lo finiquitó. |
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