Ante unas ochocientas personas, se lidiaron toros de Celia Barbabosa, de ridícula presencia (chicos), que fueron buenos, sobresaliendo el quinto y sexto que fueron extraordinarios. Manolo Arruza, oreja y dos orejas; Mauricio Portillo, silencio y silencio tras aviso; Luis Ricardo Medina, pitos y vuelta. Un aniversario más del Palacio del Arte de Morelia que ahora cayó en la ridiculez. Una auténtica burla al presentar “toros” que parecían más chicos que unas ratas, y tres toreros que no entiendo qué hacen en la fiesta. Lo único que se provoca en estos tipos de festejos, es sacar a la gente de la plaza al presentar un auténtico fraude. Manolo Arruza cortó tres orejas inventadas por un juez de plaza (presidente) que tiene la desfachatez de portar con orgullo ese nombramiento que no merece. Tres orejas inventadas a un torero que mostró un toreo obsoleto y fuera de lugar. Es increíble que Mauricio Portillo no haya podido con una lagartijita extraordinaria. Una tanda de calidad, es cierto, pero después recurrió a los adornos porque no supo someter al pequeñito que tenía enfrente. Que pena y que decepción. De Luis Ricardo Medina… mejor ni hablar. Otro torero que desperdició al mejor "borreguito" del festejo. Posturas que no van con su quehacer y la prepotencia y falta de respeto a sus compañeros le hacen ver mal. Me da vergüenza y pena ajena su toreo. No hay nada más que hablar de la burla de festejo. Un fraude que lo único que permite es quitarle la grandeza a la fiesta de los toros. |